Para evaluar la utilidad diagnóstica del estudio patológico intraoperatorio (EPI) en cirugía tiroidea se realizó una revisión retrospectiva de sus resultados en 350 pacientes en comparación con la biopsia preoperatoria por punción con aguja fina (PAAF) y el estudio patológico diferido (EPD).
Los resultados de la PAAF se clasificaron según el sistema de Bethesda en categoría II (91 casos, 26.0%), III (21 casos, 6.0%), IV (73 casos, 21.9%), V (54 casos, 15.4%) y VI (111 casos, 31.7%). El EPI mostró lesiones benignas en 137 casos (39.1%), malignas en 169 (48.2%), y resultados no definitivos en 44 (12.6 %).
El EPD informó patología benigna en 161 casos (46%) y carcinoma en 189 (54%); se encontró carcinoma en 8 pacientes (5.8%) en quienes el EPI había informado lesión benigna y en 12 (27.2%) en quienes había informado no definitivo; 13 de estos 20 casos fueron microcarcinomas incidentales.
El EPI no informó ningún falso positivo (especificidad 100%, sensibilidad 89.4%, valor predictivo positivo 100%, valor predictivo negativo 90.0%, exactitud 94.2%). Los resultados de malignidad con EPI y EPD, según categorías de Bethesda fueron respectivamente II 3 (3.3%) y 7 (7.7%); III 8 (38.1%) y 10 (47.6%); IV 3 (4.1%) y 10 (13.7%); V 47 (87.0%) y 52 (96.3%); VI 108 (97.3%) y 110 (99.1%).
El EPI no dio información adicional a la biopsia por PAAF en la mayoría de los casos ni detectó microcarcinomas en otros, por lo que no parece justificado indicarlo rutinariamente.
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