Entre los distintos cánceres, el más común en las mujeres es el de mama: anualmente ocasiona en todo el planeta alrededor de un millón y medio de casos y más de 500 mil muertes. En México es responsable de unos 20 mil casos y cinco mil decesos al año.
Karla Unger Saldaña, maestra y doctora en Ciencias de la Salud por la UNAM, dijo que este mal se asocia a estilos de vida relacionados con mayores niveles de desarrollo, por eso es más frecuente en países del primer mundo.
En cuanto a nuestra nación, aparece más en estados con ingresos altos, como los del norte, y en el DF, indicó la investigadora cátedra Conacyt, del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), e integrante de la Asociación Mexicana contra el Cáncer de Mama.
En un comunicado, expuso que en territorios desarrollados, el porcentaje de supervivencia observada a cinco años del diagnóstico es muy alto, mientras que en los menos avanzados es bajo.
Expuso que esto se debe básicamente a dos cosas: a que en estos últimos los casos se diagnostican en etapas clínicas avanzadas y a que el acceso a los tratamientos es mucho más difícil que en los primeros, señaló.
La historia natural del padecimiento se desenvuelve así: una persona con un cuerpo y células normales de pronto se expone a factores de riesgo que provocan que aquéllas muten y se desencadene una enfermedad que al principio no es sintomática.
De este modo, no se percata que lo tiene hasta varios años después, hasta que se consolida y se manifiesta por primera vez.
Por lo que se refiere al de mama, el primer síntoma generalmente es la aparición de una bolita; sin embargo, para que una mujer pueda palparla debe medir, por lo menos, un centímetro de diámetro (se ha estimado que en ella caben mil millones de células).
Esto significa que mientras se ha sentido bien, saludable, el cáncer ha crecido silenciosamente en su interior durante años.
Entre más crezca la bolita, más fácilmente puede erosionar y soltar células cancerosas, que se diseminarán a través de los vasos sanguíneos y linfáticos. Y lo más probable es que los ganglios de la axila sean el primer lugar al que se vayan.
Si sigue en progreso se puede ir a cualquier ganglio de la zona, hasta el cuello, y de no detenerse hará metástasis, esto es, se propagará a cualquier órgano del cuerpo. Por lo general se va a huesos, pulmones, hígado y cerebro, en ese orden.
Señaló que existe un estudio radiológico que permite adelantar un poco el diagnóstico antes de que aparezca el primer síntoma.
Se trata de la mastografía, «con la que es posible descubrir cambios en la arquitectura de la mama que podrían sugerir que ahí podría gestarse un cáncer».
noviembre 15 / 2015 (Notimex) – Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.