Si se diagnostica a tiempo, el melanoma se cura en un altísimo porcentaje de los casos. En cambio, cuando la enfermedad no se detecta de forma precoz, el pronóstico de futuro no suele ser bueno. Después de muchos años sin nuevas terapéuticas la investigación parece haber comenzado a dar sus frutos. Según los datos presentados en la 47ª reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), los pacientes podrían empezar a beneficiarse de dos nuevas opciones farmacológicas que son capaces de prolongar la vida de quienes sufren un melanoma avanzado. «Esto supone un gran paso adelante. El tratamiento del melanoma ha empezado a salir del pozo profundo en el que se encontraba», explica Salvador Martín Algarra, especialista de la Clínica Universidad de Navarra y presidente del Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma, quien subraya que, hasta ahora, la única terapia farmacológica disponible para este tipo de pacientes era la dacarbacina, un tratamiento de quimioterapia desarrollado en 1978 que no ofrece resultados demasiado buenos y que se asocia con numerosos efectos secundarios.
Las nuevas alternativas, continúa el especialista, no curan el cáncer, pero sí permiten ser más optimistas de cara al futuro si la investigación continúa. Una de estas opciones es ipilimumab, un fármaco recientemente aprobado por la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA en sus siglas en inglés) que ya demostró su potencial en la pasada edición del congreso médico. Un estudio en fase III ha ratificado sus beneficios y ha demostrado que, en combinación con dacarbacina, este fármaco de uso intravenoso mejora la supervivencia de los pacientes con melanoma metastásico que no habían recibido previamente tratamiento. Según los datos de este trabajo, después de tres años de seguimiento un 20,8% de los pacientes en tratamiento con esta terapia combinada permanecían con vida, mientras que sólo lo hacía el 12,2% de quienes únicamente habían recibido dacarbacina. Ipilimumab (desarrollado por Bristol-Myers Squibb) no ataca directamente a las células cancerosas, sino que activa al sistema inmunitario para que sea él quien luche contra el tumor. «Es como si le enseñara a las defensas del cuerpo a rechazar el cáncer», ha explicado Michele Maio, especialista de la Universidad de Siena (Italia) en una rueda de prensa organizada por la compañía farmacéutica. Tampoco vemurafenib, la otra opción terapéutica presentada en el congreso, combate el cáncer de una manera convencional. En lugar de «envenenar» el tumor, como hace la quimioterapia, este fármaco de Roche bloquea las vías de comunicación intracelulares para evitar la proliferación del proceso maligno, es decir, impide que el cáncer siga creciendo. El medicamento sólo es útil en pacientes que presentan una mutación (V600E) en el gen BRAF -un 50% de los casos-, ya que actúa inhibiendo su expresión celular; pero sus efectos son más que notables. Según los datos presentados en ASCO, a los tres meses, el tratamiento consiguió reducir un 63% el riesgo de muerte de los pacientes que lo tomaban con respecto a los enfermos a los que se les había indicado dacarbacina. «Los resultados fueron tan buenos, que interrumpimos el estudio para que todos los pacientes pudieran beneficiarse», ha subrayado en rueda de prensa Paul Chapman, investigador del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y principal firmante del trabajo que, junto a la investigación de ipilimumab, se han publicado en la revista «The New England Journal of Medicine. En su encuentro con la prensa, este especialista ha subrayado el potencial para la terapia personalizada que se abre si vemurafenib consigue combinarse de forma adecuada con otros agentes que combaten el melanoma avanzado. En ese sentido, Bristol-Myers Squibb y Roche ya han anunciado que han iniciado una investigación conjunta para comprobar y eficacia de una doble terapia con vemurafenib y ipilimumab. Además, esta investigación también deberá analizar la seguridad de la combinación de ambos fármacos. El uso de vemurafenib se ha asociado con la aparición de otros tipos de cáncer de piel distintos al melanoma (de pequeño tamaño y que pueden tratarse con éxito con cirugía), entre otros efectos adversos. Mientras que, por su parte, ipilimumab se ha relacionado con problemas hepáticos y gastrointestinales, si bien en esta última investigación han sido menos los efectos observados han sido menos pronunciados que en otras ocasiones. El melanoma es uno de los tipos de cáncer cuya incidencia está aumentando con mayor rapidez. En los países occidentales, alrededor del 90% de los casos se diagnostican de forma precoz y las tasas de curación son altas.
Junio 6/2011 (Diario Salud).
Dos nuevas armas terapéuticas contra el melanoma
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