El índice de mortalidad por enfermedad cardiovascular ha declinado en un 28% desde finales de los 90 en Estados Unidos, pero la enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular (ACV) siguen dando cuenta de un tercio de todas las muertes, encuentra un estudio reciente.
Y el costo de prevenir y tratar la enfermedad cardíaca es más alto que para el cáncer o cualquier otro grupo de diagnóstico.
«No hemos ganado la guerra», advirtió la Dra. Veronique L. Roger, autora líder del informe, que aparece en la revista Circulation.
«Aunque hay más personas que viven con enfermedad cardiovascular, también hay más costos en términos de dinero y para los individuos que viven con enfermedad cardíaca en lugar de vidas sanas», lamentó Roger, catedrática de investigación en Ciencias de la Salud de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota.
Comparando datos del 1997 al 2007, los investigadores encontraron que el número de operaciones y procedimientos cardiovasculares en pacientes internos creció un 30%.
Esos procedimientos ayudaron a alargar la edad promedio de muerte por enfermedad cardiovascular hasta los 75 años, pero eso aún está muy por detrás de la esperanza de vida promedio de 77,9 años en Estados Unidos.
Mientras tanto, millones de estadounidenses siguen tomando decisiones incorrectas respecto a su salud que sabotean los esfuerzos por reducir aún más la enfermedad cardiovascular. Por ejemplo, en cuanto a los factores de riesgos cardíacos y para el ACV, el informe encontró que: el 23% de los hombres, el 18% de las mujeres y el 20% de los estudiantes de secundaria fuman.
Alrededor de un tercio de los adultos de Estados Unidos (a partir de los 20 años) padecen de hipertensión arterial, pero menos de la mitad de los que lo saben la tienen bajo control.
Dos tercios de los adultos tienen sobrepeso o son obesos. Casi un tercio de los niños entre los dos y los 19 años de edad tienen sobrepeso o son obesos.
Alrededor del 15% de los adultos tienen niveles totales de colesterol en suero de 240 mg/dl o más.
Se sabe que el 8% de los adultos sufren de diabetes mellitus, mientras que 36,8% tienen prediabetes.
Pero incluso así, los hallazgos generales son positivos, afirman los expertos.
«Hay cientos de miles de individuos que podrían haber muerto o quedado sustancialmente discapacitados debido a la enfermedad cardiovascular en el pasado, que en vez de ello llevan vidas completas, productivas y satisfactorias», aseguró el Dr. Gregg Fonarow, cardiólogo de la Universidad de California en Los Ángeles, quien está familiarizado con los hallazgos del informe.
Los expertos consideran que los avances en la Medicina podrían haber superado los daños por la epidemia de obesidad durante la década que estudiaron.
Los dilatadores que abren vasos sanguíneos taponados y los medicamentos para personas con enfermedad cardíaca han tenido un impacto profundo en los índices de supervivencia, afirmó el Dr. Kirk Garratt, director clínico de investigación cardiovascular intervencionista del Instituto del Corazón y Vascular Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.
«No se puede negar que los dilatadores mejoran la calidad de vida de millones de estadounidenses que viven con enfermedad cardíaca», comentó.
Pero las opciones saludables de estilo de vida son esenciales para la longevidad, y la forma de crear una sociedad sana es hacerlo «con un individuo a la vez», dijo Roger. Controlar el peso a través de la dieta y el ejercicio será clave para lograr las metas de la American Heart Association para 2020 de mejorar la salud cardiovascular en un 20% y reducir las muertes por enfermedad cardíaca y ACV en un 20%.
La genética tiene mucho que ver con el desarrollo de la enfermedad cardiovascular, reconocen los autores. Un ataque cardíaco precoz en un padre duplica el riesgo de ataque cardíaco en los hombres, y lo aumenta en un 70% en las mujeres. Y el riesgo de enfermedad cardíaca se duplica si un hermano o hermana tiene antecedentes de la afección.
Pero los genes no son el destino. Si una persona está en mayor riesgo, debe cuidarse, aconsejan estos expertos.
«En realidad no se pueden controlar los genes, pero se puede controlar cómo se juegan las cartas que han tocado», señaló Roger.
Minnesota, diciembre 19/2010 (HealthDay)
Se reduce la mortalidad por enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular en una década
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