Recordamos hoy la desaparición física del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, y aún siendo un momento amargo, no deja de ser la ocasión perfecta para ratificar el compromiso con su legado y la continuidad de la obra de su vida.
Momento también para recordar que 16 años después de que fuera dicho, el concepto de Revolución de Fidel se convirtió en su testamento político, que los revolucionarios cubanos refrendamos como nuestro, porque resume la dialéctica y las más profundas convicciones que deben conducirnos en los complejos tiempos que estamos enfrentando. Veinte años atrás asistimos a una cita con la Historia, aunque entonces, quizá, no lo sabíamos en su dimensión toda [Randy Alonso Falcón, Mesa Redonda – 1 mayo 2020].
Y aquí estamos para ratificarlo:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”
Fidel Castro Ruz
1ro. de mayo de 2000
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