Recordando al inolvidable profesor Israel Borrajero Martínez

El Calixto y el Hospital Nacional

Los médicos de mi curso nunca examinamos la asignatura Anatomía Patológica (en el currículum de todos aparece como “Abonada”), porque cuando nos tocaba en tercer año (años 1961, 1962), se produjo una crisis de profesores de Patología y no había cátedra como tal.

Nos dieron esporádicas conferencias en horarios atípicos y algunas veces nos mandaron a revisar y luego a exponer lo que habíamos hecho. Recuerdo que el Dr. Hilario Gómez Barry me orientó una revisión sobre las porfirias, que presenté entonces.

Con este handicap, trataba de asistir, cuando tenía algún tiempo –“por cuenta propia” como diríamos hoy-, a las sesiones de “piezas frescas” que se celebraban entonces en el Hospital “General Calixto García” a las 12 del mediodía. Allí se presentaban cada día los fallecidos autopsiados del hospital. Los profesores más encumbrados del centro asistían a presentar sus casos de manera sintética y luego los patólogos –incluyendo sus primeros residentes- mostraban las piezas anatómicas y se hacían las conclusiones preliminares entre clínicos y patólogos.

Allí vi al Profesor Israel Borrajero Martínez por primera vez. Era uno de los patólogos más capacitados y entusiastas y discutía con los clínicos de tú a tú.

Ya con el bichito de la Medicina Interna, supe a través de amigos, del comienzo de unas sesiones que se celebraban rotativamente en los cuatro hospitales docentes entonces (“General Calixto García”, Nacional, “Comandante Fajardo” y Clínico-Quirúrgico “Joaquín Albarrán”) un jueves de cada mes en la tarde.1

Estas actividades estaban organizadas de manera que los patólogos de un hospital seleccionaban la historia clínica de un paciente fallecido en su institución que consideraban de interés para todos y la entregaban para que un profesor que designara otro hospital la presentara y la discutiera. Después los patólogos del centro donde originalmente había ocurrido el deceso, presentaban las conclusiones finales de la autopsia.

Podían haber comentarios o discusiones posteriores. Asistían numerosos profesores, especialistas residentes y estudiantes. Nunca vi que se pasara lista, pero todos acudían. Fueron famosas y, además del interés científico-docente que era el principal, en no pocas veces se dejaban entrever “celillos” “zancadillas” y algunas “pugnas” entre instituciones o personalidades, la más famosa la que presencié en la última ocasión que se celebraron.

Que recuerde todo este “peregrinaje” duró por espacio de unos dos años. En esa época Borrajero cubría los departamentos de Anatomía Patológica de varios hospitales (“Calixto”, Nacional, Clínico-Quirúrgico) y era uno de los principales promotores y organizadores. Al parecer se trataba de hacer una versión cubana de los case-records que publicaba el connotado patólogo Benjamin Castleman del Massachusetts General Hospital en el New England of Medicine, muy populares y seguidos entonces, sobre todo por los internistas.

Fueron la semilla original de las que luego se conocieron como “Sesiones Clínico-Patológicas” en los hospitales docentes. Yo era fan a esas actividades, donde aprendí muchísima medicina y algo más. Trataba de acomodar mis horarios y estancias, para no perdérmelas.

Pero fue cuando llegué al Hospital Nacional (hoy “Enrique Cabrera”) en cuarto año para pasar la estancia de Medicina Interna y luego en el internado rotatorio, cuando tuve relaciones más directas con el Profe Borrajero y con algunos residentes suyos, que tuve la dicha que luego fueran mis entrañables amigos (José Emilio Fernández-Britto y Julián Viera Yaniz). Las Sesiones Clínico-Patológicas que dirigía Borrajero eran espectaculares. También las “Piezas frescas” que allí se realizaban.

Cuando rotaba en cuarto año con el profesor Ignacio Macías Castro en Medicina Interna y a propósito de varios pacientes diabéticos con púrpura ingresados en “mis camas”, Macías decidió iniciar una investigación que incluía una biopsia de piel y músculo para precisar el diagnóstico de microangiopatía diabética con afectación de los capilares, lesión que se había descrito recientemente.

El estudio cobró mayor envergadura cuando se supo que representaría al hospital en el XI Congreso Médico Nacional de 1966. El profesor Borrajero diseñó una técnica original semicuantitativa para medir el grosor de la membrana basal de los capilares y evaluar sus alteraciones morfológicas. El profesor Macías presentó el trabajo en el Congreso mencionado con todo éxito. Yo pude asistir a ese magnífico evento ¡como invitado y gratuitamente!, cuando ya estaba cumpliendo mi Servicio Médico Rural, “por ser coautor de un trabajo que se iba a presentar en el evento” (facilidades de la época).

La investigación luego se publicó en el segundo número de 1966 de la Revista Cubana de Medicina, de la cual el mismo profesor Macías era su director entonces.2 Fue mi primera investigación y mi primera publicación científica ¡y con qué dos profesores de “escoltas”!

Las visitas a Cienfuegos

Los Grupos Nacionales de las Especialidades tuvieron un papel importante en el desarrollo del Sistema Nacional de Salud, con énfasis en las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo. El Profesor Borrajero fue designado como Jefe del de Anatomía Patológica en 1969.

Como tal efectuó diferentes visitas a Cienfuegos, tanto al antiguo Hospital “Héroes de Playa Girón”, como al actual “Gustavo Aldereguía”. Entonces se conceptualizaban como “visitas de control y ayuda”. Siempre sus observaciones fueron sabias y oportunas. En diversos momentos de esas actividades tuve la oportunidad de participar y aprender. Él tenía gran confianza, aprecio y alta consideración del trabajo de su antiguo residente el Dr. Julián Viera Yaniz.

La epidemia de Neuropatía en Cuba

En los primeros momentos de la epidemia de Neuropatía de 1993 –problema de salud que había sido catalogado como desconocido entonces-, se realizaron en nuestro hospital un grupo de investigaciones. Entre ellas, biopsias de nervio periférico a pacientes ingresados con dicho diagnóstico, como parte de un trabajo que lideró el Dr. Luis Cruz Medina.3

Se pidió la consulta al Profesor Borrajero y acudió enseguida. Vino al hospital a revisar las láminas una por una. Luego realizó 34 biopsias a pacientes ingresados en el Hospital “Hermanos Ameijeiras”, como parte de un estudio del Grupo Central de Enfrentamiento de la Neuropatía y publicó su serie de casos, donde planteó el mismo diagnóstico que había observado acá antes: una axonopatía distal con alteraciones variables de la mielina, probablemente de causa tóxica, metabólica o nutricional.4

En el Palacio de Convenciones de La Habana, en julio de 1994, se celebró el I Taller Internacional de Neuropatía Epidémica, presidido por Fidel, para dar las conclusiones de las principales investigaciones realizadas en el país por profesionales e instituciones nacionales e internacionales (incluyendo en estas, al CDC de Estados Unidos, europeas, japonesas, entre las más connotadas).

Varios cienfuegueros fuimos invitados, debido a que ya se conocían nuestras investigaciones sobre este problema de salud. Presenté en un salón un trabajo sobre nuestras Experiencias en la Epidemia de Neuropatía en Cienfuegos, muy bien recibido y debatido allí. Contábamos con los resultados de un competente y entusiasta grupo operativo provincial interdisciplinario, más las evidencias encontradas de los trabajos de Santos Fernández y Madam de fines del siglo XIX en Cuba. 5

También participaba el Profesor Borrajero en ese evento. En el debate final en plenario, con la presencia de Fidel, donde se volvió a insistir por algunos la etiología viral del proceso, Borrajero pidió la palabra y negó rotundamente esa posibilidad teniendo en cuenta sus hallazgos en las biopsias de nervio y se mostró de acuerdo a la etiología nutricional como la más coherente. Se puso malo aquello. Su prestigio lo puso sobre la mesa (que todos lo vimos crecer), en contra de la opinión de otros famosos. Al final ha quedado en la historia como un problema tóxico-nutricional.

Ese año los cienfuegueros ganamos el Premio Anual Nacional de la Salud con una investigación sobre las determinantes de la epidemia6 y él muy contento nos felicitó entonces.

El segundo doctorado de Hurtado de Mendoza

José Domingo Hurtado de Mendoza Amat es mi compañero de curso, anatomo-patólogo muy destacado, autor del programa SARCAP, base del banco de autopsias nacional en Cuba. Él tenía todo preparado para defender su segundo doctorado o doctorado en ciencias (Dr. Cs.), pero le faltaban oponentes y me preguntó que si podía sugerir que me incluyeran entre ellos, lo que acepté.

En 2006 se celebró en el teatro del Hospital “Hermanos Ameijeiras” el acto de la defensa, que fue muy exitosa. El profesor Borrajero fue el Presidente del Tribunal. También fueron oponentes el Dr. Cs. José Emilio Fernández-Britto –amigo fraterno- y el Dr. Cs. Pedro Brunet Pedroso –uno de mis professores de Anatomía en segundo año de la carrera. Luego la Sección de Ciencias Biomédicas de la Comisión Nacional de Grados Científicos, por el Acuerdo 02.321.06, acordó otorgarle el grado científico de Doctor en Ciencias a José Domingo Hurtado de Mendoza Amat.

Fue otra oportunidad para aprender de todo el “ritual” de una defensa de Doctor en Ciencias, que es más bien un acto para reconocer a alguien con un título por la obra de la vida a un profesional con una larga y fructífera trayectoria científica, capaz de hacer grandes aportes a la ciencia en general, más allá de su campo específico del saber en que se desarrolla. Borrajero fue el “director de la orquesta”.

Una jornada científica en Sancti Spíritus

Con cierta frecuencia los colegas de las provincias centrales, hijos de la antigua Las Villas, sobre todo después de los años duros del período especial de dificultades en la realización de grandes eventos en la capital, celebramos jornadas científicas con cierta frecuencia, incluyendo la invitación a personalidades destacadas de las Ciencias Médicas en el país. Ahora mismo no recuerdo bien cuál era la razón ni la fecha de una jornada científica que se celebró en Sancti Spíritus en la que me hospedaron confortablemente en la misma habitación con el Profesor Borrajero.

Fueron horas de intercambio, de nuevos aprendizajes, no solo de medicina, sino de conocer más de Borrajero como persona íntegra, modesta y de una ética a toda prueba. Además, renové nuestros lazos de amistad.

El diagnóstico de referencia de la familia

Cuando enfermé en el verano de 2011 con una sintomatología bastante abigarrada, como parte de las investigaciones que me realizaron estuvieron un medulograma y una biopsia de médula ósea. Los hematólogos en Cienfuegos no tuvieron dudas: mieloma múltiple. De todas formas quisieron llevar personalmente las láminas al centro de referencia nacional. Allí Borrajero confirmó el diagnóstico.

Unos meses después a mi hija se le constató una adenopatía axilar sin otro síntoma, que se biopsió. Las láminas se enviaron al INOR para estudios especiales y de allí fueron trasladadas al centro de referencia nacional. De nuevo Borrajero hizo el diagnóstico de metástasis de un melanoma amelanótico. Lamentablemente murió dos años y medio después, a pesar de múltiples esfuerzos terapéuticos.

Tres reportajes por la TV

En el año 2016 el Profesor Borrajero recibió el título honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, ceremonia trasmitida por la TV Nacional. Como parte del acto de premiación de la cuadragésima primera edición del concurso «Premio Anual de la Salud», el mayor reconocimiento que otorga el Ministerio de Salud Pública, el 16 de diciembre del propio año 2016 le hicieron entrega al Profesor Borrajero del Premio al Mérito Científico, por la obra de toda la vida, junto a los Profesores Orlando Valls Pérez y Alfredo Ceballos Mesa.

Una entrevista más reciente que le realizó el periodista Abdiel Bermúdez en su lugar de trabajo en el Hospital “Hermanos Ameijeiras” fue la última visión que tuve a distancia del Profesor Borrajero, siempre humilde, sabio y laborioso.

Epílogo

Ha sido un verdadero privilegio -y por ello doy gracias- el haberme encontrado en tantas ocasiones con el profesor Israel Borrajero Martínez en mi tránsito por esta tierra y de beber de sus enseñanzas. Hago votos porque su ejemplo perdure y fructifique en “nuevos pinos” para bien de todos.

Por: Dr C Alfredo D. Espinosa Brito
Cienfuegos. Septiembre 12, 2021.

Nota:

1 El Hospital “General Calixto García” era entonces el centro docente tradicional de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana. Todo el hospital estaba “invadido” por los estudiantes de medicina, que eran muy bien vistos por el resto de los trabajadores del centro, no solo durante los procedentes de los cursos regulares, sino también por los “catetos” (estudiantes que ayudaban en todo voluntariamente en cuanta actividad asistencial hubiera) de profesores y médicos de diferentes especialidades. Todos nos comunicábamos y nos enterábamos de lo que sucedía, sin contar con los medios que hoy existen (por ejemplo, se decía: en la sala tal hay un paciente con una esplenomegalia gigante; esta noche la “guardia imaginaria” –pase de visita nocturno a los ingresos del día por un médico calificado (auxiliar de especialista, se denominaba entonces) que venía por la noche- es el doctor fulano; hoy está de guardia tal residente que enseña mucho, etc.) En el ambiente se respiraba docencia. Se decía que se aprendía medicina en la cafetería, debajo de los árboles, dondequiera. Los “calixteros”…, como le gusta decir al amigo Juan Francisco Rocha Hernández, también calixtero.

Referencias:

2 Macías I, Espinosa A, Cárdenas S, Borrajero I. Microangiopatía diabética. Rev Cub Med 1966;5:129-152.

3 Cruz Medina L, Peña de Armas V. Biopsia Fascicular de Nervio Sural en Neuropatía Epidémica. Rev. Finlay 1993;7(1-4):174-175.

4 Borrajero I , Pérez JL, Domínguez C, Chong A, Coro RM, Rodríguez H, Gómez N, Román GC, Navarro-Román L. Epidemic neuropathy in Cuba: morphological characterization of peripheral nerve lesions in sural nerve biopsies. J Neurol Sci . 1994;127(1):68-76. doi: 10.1016/0022-510x(94)90137-6.

5 Revista Finlay 1993;7(1-4):1-217. Número especial, del cual se imprimieron 1500 ejemplares.

6 Espinosa Brito AD, Ordúñez García PO. Nuevas reflexiones sobre las Determinantes de la Epidemia de Neuropatía, 1994.

 

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