Si alguien está insatisfecho con la atención de salud que recibe hoy en Estados Unidos, hay que imaginar lo que eso era hace 200 años. No había estetoscopios, antibióticos, radiografías ni vacunas, y la sangría era un tratamiento habitual. Si alguien sufría un ataque cardiaco o un derrame cerebral, los médicos colocaban al paciente en una cama y esperaban a que mejorara.
Quien necesitara una cirugía recibía unos tragos de whisky y se le pedía que mordiera una bala para que aguantara el dolor. Sin embargo, durante esta era de tinieblas en la medicina, un par de doctores de Boston habían encendido un faro de luz. Ambos sentaron las bases de lo que hoy día es la publicación médica conocida como New England Journal of Medicine.
La idea de la revista era que la rectora de la medicina fuera la ciencia, no las voces más estridentes ni las teorías más convincentes. Los primeros 100 ejemplares de la publicación fueron distribuidos a caballo en enero de 1812. En la actualidad, dos millones de personas la leen cada mes por internet. Aunque es la más antigua de su tipo en el mundo, la revista continúa vigente y sus contenidos han tenido repercusiones positivas en las vidas de los pacientes, aun cuando esto pase inadvertido para la mayoría de las personas.
He aquí algunos ejemplos: «Víctimas de derrames cerebrales ahora reciben fármacos para deshacerles los coágulos y no hay que ponerlas en cuartos oscuros mientras superan su trauma cerebral, debido a los beneficios demostrados de los medicamentos, de acuerdo con un estudio que difundió la publicación en 1995. Quienes sufrieron ataques cardiacos son sometidos a cirugías para destaparles las arterias y después regresan a casa con medicamentos que pueden impedir nuevos episodios similares, según estudios que difundió la publicación».
«Mujeres con cáncer de seno en etapa inicial pueden operarse para extirparles el tumor y después someterse a radiación, en lugar de perder todo el seno, gracias a un estudio de 1985 en el que se determinó que era positiva la cirugía menor. Los transplantes de médula ósea y de órganos que fueron ideas radicales cuando se les intentó por primera vez hace medio siglo » son ahora rutinarios. «La rehidratación es reconocida ahora como el principal tratamiento para diversas enfermedades diarreicas. Un artículo difundido en la publicación advertía en 1832 contra las sangrías en momentos en que el cólera causaba estragos en la ciudad de Nueva York».
«Las personas ya no sufren cirugías sin anestesia, un campo que se amplió desde que Henry Jacob Bigelow informó en 1846 del uso eficaz por primera vez de la inhalación de éter. La medicina se volvió más ética, y los participantes de estudios tienen mas protecciones, debido a que la publicación difundió un informe de 1966, según el cual varios investigadores no obtuvieron el consentimiento informado de los participantes. Otra publicación importante rechazó el artículo y lo consideró demasiado controvertido.
El New England Journal comenzó a circular décadas antes de la creación en 1847 de la Asociación Médica Estadounidense y se le reconoce ampliamente el crédito de fomentar la atención para los pacientes con base en las pruebas.
«La publicación ha sido muy positiva para la sociedad», dijo Pat Thibodeau, bibliotecario jefe y decano adjunto de al Biblioteca del Centro Médico en la Universidad de Duke.
Fuente: Diario Médico. Enero 5/2012