Desde la más remota antigüedad, las formas de concebir el Universo se dividieron en las más variadas tendencias y las formas de pensamientos más avanzadas fueron abandonando paulatinamente las posiciones de una racionalidad mecanicista y a la vez incorporando crecientes elementos dialécticos. No podía ser de otra manera: las formas más acertadas de interpretar la realidad tenían que aproximarse a la realidad misma.
Tanto Heráclito de Efeso en la antigua Grecia como Lao Zi en la antigua China, concibieron y estructuraron sistemas dialécticos para interpretar y conocer la realidad. A la Lao Zi, se le atribuye la filosofía del Dao, sistema que tiene como premisa que lo único eterno y realmente trascendente en la naturaleza es el cambio, la trasformación, ese continuo dejar de ser que pauta y determina el curso de los acontecimientos que forman parte del Universo.
La medicina Tradicional China (MTCh) se asienta en el Daoísmo de Lao Zi estudiando los fenómenos objetivos y los explica a partir de premisas completas. Comprende el psiquismo y la explicación de las repercusiones somáticas de las alteraciones emocionales como fenómenos objetivos. Estas cualidades de las concepciones de la MTCh en plena coherencia con el carácter único, coherente y sistemático de Universo como de sus todos integrantes llevan implícito una doctrina gnoseológica, diferente en su esencia y en su fundamento de aquella que es propia de la medicina occidental moderna, pero es tan sólida y útil para conocer y explicar la realidad como aquella.
En tanto que artes y ciencias de la sanación, la medicina moderna y la MTCh tienen unas pocas similitudes, algunas coincidencias y muchas diferencias. Atendiendo a la manera que lo apreciamos seremos o no capaces de penetrar en aquellos elementos esenciales que alguna medida compartan. Ambas medicinas tienen aporte de utilidad para el género humano y ambas tienen virtudes dignas de preservarse, pero existen también razones que no permiten comprender a cabalidad todos los novedosos y enriquecedores aportes de la MTCh.
Una de ellas es que muchos de los que ejercen la medicina occidental moderna con frecuencia pretenden erigirse en portadores del único conocimiento válido, como poseedores de lo único que puede considerarse verdadero. Pero debemos recordar que en la historia de la ciencia y en especial en la historia de la medicina hay numerosos hechos que demuestran que los prejuicios y los dogmas en la ciencia son los máximos responsables de no haber llegado antes mucho más lejos.
Son innegables los aportes y los éxitos de la medicina occidental contemporánea. No se puede soslayar el desarrollo que ha propiciado de las técnicas quirúrgicas de los medios auxiliares de diagnóstico de la medicina intensivista de la terapéutica farmacológica, etc. Pero no es menos cierto que el fraccionamiento del hombre en funciones, aparatos, estructuras, el desarrollo de una especialización cada vez mayor.
Ha traído consecuencias negativas: la agudeza, la intuición clínica y el talento poco a poco han ido cediendo terreno ante el empuje de la tecnología, se propicia la tendencia a estudiar y tratar enfermedades y no enfermos, ha propiciado que la medicina, concebida originalmente como un sacerdocio, como profesión de entrega y sacrificio personal en aras del bienestar y del consuelo de la humanidad se haya transformado en muchos países, en un servicio más, en una fuente de enriquecimiento y lucro acercándose lamentablemente a la negación de su origen necesitando de la enfermedad del hombre para la prosperidad económica del que la ejerce, rigiéndose cada vez más por las leyes del mercado.
Puntos débiles de los practicantes o los métodos de la MTCh que son blancos de críticas y ataques
Los métodos de la MTCh y sus practicantes exhiben puntos débiles que muchas veces son aprovechados para atacar a la MTCh asumen que solo puede hacerse ciencia a la manera que la ejerce la medicina occidental moderna, declarando que carece de sentido estudiarlas, practicarlas o comprenderla a la manera que se hacía originalmente, considerándola ellos mismos como mito, religión, etc., todo menos un conocimiento digno de tenerse en cuenta por la ciencia, fundamentándose así una de las causas de no aceptación por parte de los partidarios de la medicina occidental moderna al basarse en los planteamientos de quienes se dedican a algunas de las modalidades relacionadas con la MTCh.
Es decir, ciertas personas incluso médicos que ejercen sin la adecuada preparación la MTCh emiten criterios y llevan a cabo acciones que dan lugar a ataques muchas veces justificados, aunque no pocas veces exagerados y inconsecuentes.
Otro punto débil es la carencia de un método científico que se ajuste a todas las características del pensamiento clásico chino. Otros empeñados en hacer coincidir ambas medicinas y desconociendo que parten de principios diferentes, cometen errores que dan lugar a imprecisiones que se toman como argumentos para desvalorizar a la MTCh y por último dado que en muchos países con frecuencia esta práctica está fuera del control de agrupaciones profesionales, se prestan para que personas inescrupulosas engañen y abusen de los necesitados dando motivos más que justificados para la crítica severa.
Es indispensable dominar, con la mayor profundidad, todo el conocimiento teórico y práctico que encierra la milenaria tradición china ya que no solo nos enseña puntos de vista sostenidos por la vigencia que otorga el tiempo, sino que aportan una manera diferente de apreciar los fenómenos de la ciencia y en la medicina. En la medicina occidental actual, un diagnóstico nosológico expresa una configuración y una composición determinadas, una modificación de la sustancia ya en el nivel titular ya en el molecular una variación es una estructura densa precisa que caracteriza e identifica al objeto de estudio a la enfermedad.
En la MTCh se trata de precisar las circunstancias del cambio, la situación del movimiento, las cualidades del momento de la mutación, las características del equilibrio sistémico que identifica a la desarmonía patológica. En la MTCh, un mismo paciente, en dos momentos de su evolución, puede tener dos diagnósticos diferentes y también, un paciente con dos o más afecciones en medicina occidental, tiene un solo diagnostico tradicional.
Nosotros coincidimos totalmente con el Dr. Marcos Díaz cuando se pregunta: ¿Puede acaso un cuerpo de conocimiento como el de MTCh que existe varios siglos antes que la medicina occidental, plantear el papel del corazón y los vasos sanguíneos en la circulación de la sangre, el vinculo de riñón con la hematopoyesis, la relación del bazo y el hígado con los sangramientos, la capacidad del Ig para absorber nutriente y agua, los fundamentos de la crono fisiología, la influencia de los eventos cósmicos en la salud de los decisivos y los principios de la músico terapia, la magnetoterapia y la quiropráctica entre muchos otros aportes no ser reconocida como portadora de un método adecuado para estudiar y conocer la realidad del hombre sano y del enfermo, para precisar al menos algunos de sus regularidades e influir sobre ellas.
Por eso exhortamos a quién pretenda conocer con profundidad la MTCh, a aprender a pensar y a comprender la realidad, la naturaleza desde la perspectiva del pensamiento clásico chino dejando a un lado su pensamiento medico occidental moderno en ese momento, estudiar la MTCh desde su propia perspectiva, empeñarse en la asimilación de su propia e intensiva coherencia y citar las traspolaciones, las analógicas y las simplificaciones pues aunque tanto una como otra persiguen objetivos comparables los persiguen por caminos y con instrumentos diferentes.
Tanto una como otra medicina aportan perspectivas y elementos que se complementan y contribuyen al desarrollo de la ciencias por lo que ambas deben tratarse con idéntica consideración, ninguna debe tomarse como principal o subordinarse a la otra el camino por tanto para trascender ambas medicinas comienza con el profundo estudio de las dos desde los puntos de vista histórico, de la ciencia básica y del método clínico aprovechando lo mejor de cada una en beneficio de la salud de los hombres, pensando en lo esencial del fundamento de ambas para poder acercarnos a ese nivel cualitativamente superior que será capaz de integrarla en armonía aprovechando lo mejor de cada una.
Editor
Lectura recomendada: El pensamiento médico clásico chino y el pensamiento científico moderno. Dr. Marcos Díaz Mastellari (pdf)