Según publicaron los investigadores en la revista Blood, la identificación de los cromosomas 3 y 7 como implicados directos en esta enfermedad permitirá en un futuro definir el tratamiento más indicado para cada paciente y así alcanzar curaciones y supervivencias más largas.
«A menos número de alteraciones, la enfermedad tendrá un comportamiento menos agresivo, mientras que a mayor número de alteraciones, peor pronóstico», explicó el máximo responsable del estudio, Francesc Solé, en un comunicado.
Solé añadió que la supervivencia de los pacientes, que normalmente oscila entre los 3 y 10 años, disminuye cuando se identifican ciertas alteraciones en diferentes cromosomas. Así, todas las alteraciones genéticas se traducen en términos de evolución o pronóstico de la enfermedad. Además, los investigadores han encontrado que los cromosomas 1,6,8,12 y 14 también son responsables de las diferentes evoluciones que registra la enfermedad.
Con una muestra de 330 pacientes, se trata del mayor estudio existente sobre esta enfermedad y ha sido realizado gracias a la colaboración de hematólogos, patólogos y citogenetistas de Alemania, Bélgica, España, Francia y Grecia, todos ellos miembros del Spleninc B-Cell Lymphoma Group.
Los linfomas esplénicos se localizan primariamente en el bazo y representan menos del 1% del total de linfomas no Hodgkin (el tipo más común). A pesar de ser poco frecuentes, el desconocimiento sobre esta enfermedad, el diferente comportamiento de un paciente a otro y las dificultades de tratamiento han llevado a este grupo de expertos a buscar el porqué de las diferencias.Barcelona, junio 2/2010 (Europa Press)