Existen varios fármacos que se emplean en el tratamiento de los trastornos de la coagulación, entre ellos se encuentran las heparinas, tanto la no fraccionada (HNF) como las heparinas de bajo peso molecular (HBPM).
La heparina es un fármaco bien conocido desde hace muchos años, tras ser identificada por McLean en 1916 cuando era estudiante de 2do año de medicina, casualmente, al trabajar con extractos de tromboplastina tisular, observando que la misma tenía acción anticoagulante y ya en la década de los 20 se obtuvo heparina con suficiente pureza como para ser utilizada en la clínica, pues ha demostrado su eficacia en la profilaxis y el tratamiento de los procesos trombóticos.
La heparina no fraccionada (HNF) está compuesta por cadenas sulfatadas con una gran heterogeneidad estructural y una gran dispersión del PM que varía entre 3,000 y 30.000 daltons (D) con una media de 12.000 a 15,000 D, posee 2 a 3 radicales sulfatados por unidad disacárida que le confiere una carga negativa neta de –2 a – 4.
Las heparinas de bajo peso molecular (HBPM) proceden de la fragmentación de la heparina convencional por distintos métodos (el más común es la despolimerización por ácido nitroso) lo que hace que entre ellas existan diferencias en cuanto a PM, su estructura y otras propiedades farmacológicas, contando solo con un pentasacárido de 1700 daltons en su estructura el que es esencial para su efecto anticoagulante.
La estructura química de estos fármacos repercute de forma importante en su mecanismo de acción, así la HNF es un anticoagulante de acción rápida, que su efecto lo ejerce acelerando la acción de la antitrombina III (ATIII) una µ2 globulina, anticoagulante natural que además tiene la capacidad de neutralizar los factores de la coagulación activados que tienen un residuo de serina reactivo, como la trombina (factor IIa) y los factores IXa, Xa, XIa y XIIa y la calicreína. Esta inactivación se realiza fisiológicamente con lentitud, pero la velocidad de la misma puede acelerarse hasta mil veces más cuando la heparina se une a la antitrombina III y se producen en esta última cambios conformacionales que aumentan su afinidad por los factores de la coagulación.
Las HBPM tienen una actividad selectiva sobre el factor Xa al unirse a la antitrombina III por la presencia del pentasacárido de alta afinidad, pero a diferencia de la heparina no fraccionada, no potencian la interacción entre antitrombina III y trombina, pues no son capaces de unirse a la trombina directamente por no tener la longitud de cadena necesaria para ello. Esto les permite conservar un efecto antitrombótico adecuado, con mínima incidencia de complicaciones hemorrágicas. Este es el motivo por el cual la HNF prolonga el tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPA) ( la que determina la función del sistema intrínseco de la coagulación) mientras que la HBPM no lo hace.