El virus linfotrópico de las células T humanas tipo I (HTLV-I) fue el primer retrovirus humano identificado y el primero asociado con una neoplasia maligna. Su aislamiento se realizó en 1978 en los Estados Unidos de América a partir de un paciente con linfoma cutáneo de células T, aunque no se informó hasta 1980. Posteriormente, el mismo paciente desarrolló una leucemia/linfoma de células T del adulto (LLTA), que en 1977 investigadores japoneses habían descrito como una nueva enfermedad de probable etiología viral asociada con una susceptibilidad genética específica individual. Luego se estableció que los virus aislados de pacientes estadounidenses y japoneses eran idénticos y que correspondían al HTLV-I, aceptado como agente causal de la LLTA







