MADRID, 8 (EUROPA PRESS) Un equipo de investigadores de la Unidad I+D de la Universidad de Alcalá, asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto cómo las células madre presentes en la sangre circulante de cordones umbilicales crean los linfocitos B-1 que se transforman en leucemias infantiles.
En concreto, y según los resultados de un estudio que aparecen publicados en el último número de la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), han detectado que estas células madre pueden emplear dos rutas de diferenciación distintas para generar los linfocitos B, encargados de producir anticuerpos.
Además, han comprobado que el linaje de linfocitos B-1 humanos es distinto de las células B-2, que son las mayoritarias en adultos y las únicas conocidas hasta ahora, lo que representa un avance en el conocimiento fundamental de la génesis del sistema inmunitario y tienen «implicaciones en enfermedades de gran impacto social».
El estudio ha estado liderado por la investigadora Eva Sanz, quien junto a su equipo ha trazado el destino de cada célula descendiente de la población ‘madre’ durante las primeras 10 generaciones de división celular de su progenie para demostrarlo. En esa primera oleada de desarrollo, los progenitores B son exclusivamente del linaje B-1 y, a diferencia de los precursores iniciales del segundo linaje (B-2), tienen como objeto único crear linfocitos B desde un estadio temprano de diferenciación (pre/pro-B) a partir de células madre.
Los subsiguientes estadios de la ruta B-1, las células pro-B y pre-B, adquieren anticuerpos con regiones variables de repertorio de reconocimiento distinto al de los estadios equivalentes de la ruta de génesis de linfocitos B-2, al no realizar inserciones de nucleótidos al azar en los empalmes de las recombinaciones VH-D-JH de sus genes de inmunoglobulinas. Cinco generaciones después de dicha oleada B-1 emerge el desarrollo del linaje de células B-2, que tienen ‘progenitores linfoides comunes (CLP)’ con los linfocitos T, NK y células dendríticas presentadoras de antígenos profesionales.
Así, a diferencia del primer estadio equivalente en el linaje B-1, los CLP son multipotentes y sólo una pequeña fracción transita al estadio intermedio ya predestinado al linaje B, el ‘precursor temprano’ de los linfocitos B-2. Su descendencia no es capaz de crear anticuerpos con las especificidades típicas del linaje B-1.
Para el investigador del CSIC Antonio de la Hera, también partícipe en este estudio, «el linaje B-1 es la población de linfocitos que inicia más rápidamente su senescencia, ya que hoy se piensa que su formación se extingue en las primeras semanas de vida, tanto en ratón como en humanos».
Las células B-1 se han implicado en mecanismos de enfermedad como cáncer, producción de anticuerpos naturales responsables en defensa antiinfecciosa y retirada de productos implicados en degeneración en patologías comunes en ancianos, como eliminación de colesterol oxidado para evitar la aterosclerosis.