El índice de leucemia infantil se dobló entre 1993 y 2007 en la sureña provincia iraquí de Basora, una de las más castigadas por la guerra, según un estudio de la Universidad de Washington.
El estudio, publicado hoy en el American Journal of Public Health, no explica las razones del incremento, pero las hipótesis de los investigadores lo relacionan con el incendio de pozos petrolíferos y el uso de armas químicas y municiones de uranio empobrecido durante los conflictos que sacudieron Irak desde 1980 hasta ahora.
La estratégica provincia de Basora, a 400 kilómetros al sureste de Bagdad, fronteriza con Irán y Kuwait y rica en petróleo, fue una de las más castigadas tanto en la guerra irano-iraquí de 1980-1988 como en la guerra del Golfo de 1991 y la invasión estadounidense de 2003.
También el contacto de los niños con el benceno que vendían a menudo en las carreteras debido a la escasez de suministros de petróleo podría explicar el aumento de leucemia infantil, señalan los autores.
Durante el periodo de quince años estudiado, se registraron 698 casos de niños con leucemia, todos ellos con edades comprendidas entre los 0 y los 14 años, con un repunte de 211 casos en 2006.
Los casos de leucemia infantil pasaron de 3 por cada 100.000 niños en la primera parte del período de estudio a casi 8,5 en los últimos tres años de investigación, explicó Amy Hagopian, autora principal del informe y miembro del departamento de salud global de la Universidad de Washington.
Frente a estos datos, en la Unión Europea y en Estados Unidos el índice de leucemia infantil es de 4 y 5 casos por cada 100.000, mientras que en Kuwait es de 2 casos por cada 100.000.
‘Estudiar las enfermedades de la infancia en situaciones bélicas es difícil’, explica Hagopian. Además, ‘estamos constantemente preocupados por los riesgos políticos a los que nuestros compañeros médicos están expuestos mientras recogen datos’.
Otra dificultad fue conocer el censo real de la población, ya que desde la invasión de EEUU en 2003 dejaron de publicarse ese tipo de datos, lo que llevó a los científicos a ‘recurrir a las estimaciones más conservadoras disponibles para no exagerar los resultados’ del estudio.
Los investigadores confían en que su análisis pueda facilitar el camino para averiguar las causas exactas que han propiciado el aumento de ese indicador.