noviembre 2016 Archivos

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Un reciente estudio, llevada a cabo por la Universidad de Copenhague, Dinamarca, reveló que aquellas dudas eran reales: existe una relación directa entre los métodos anticonceptivos hormonales y los cuadros depresivos. La investigación danesa abarcó todo el país europeo con la más que representativa muestra de 1 millón de mujeres, de entre 15 y 34 años, a lo largo de 6,4 años.

Las mujeres fueron divididas en dos grupos: usuarias y no usuarias, aunque el primer conjunto abarcó a casi el 55 % de la muestra, ya que este incluyó a cualquiera que haya tomado alguno de estos métodos hasta seis meses atrás.

El estudio, publicado en la prestigiosa Archives of General Psychiatry, es el primero en indagar en profundidad sobre esta problemática para la salud mental. La razón, consideraron los científicos, se debe a que durante décadas las mujeres que sentían efectos en su autoestima abandonaban el método -sea pastilla o dispositivos intrauterinos (DIU)- por su cuenta y, de esta manera, quedaban “fuera de alcance”.

– Los detalles del estudio

El análisis cruzado de la información sirvió para sacar algunas conclusiones sobre cómo afecta cada método anticonceptivo.

Aquellas que utilizan píldoras de control, las más comunes, -contienen estrógeno y progestina- fueron un 23 % más propensas a necesitar un antidepresivo, en comparación con las no usuarias. Además, las pastillas compuestas solo con progestina elevaron las posibilidades hasta el 34 %.

Sin embargo, las píldoras no fueron el anticonceptivo con mayor incidencia. En comparación con las mujeres que no usan ningún método anticonceptivo hormonal, la tasa de prescripciones de antidepresivos aumentó en un 40 % para aquellas que utilizaron un DIU solo de progestina; 60 % para las que utilizaron un anillo vaginal y 100 % para las que utilizaban un parche.

Los resultados apoyan la teoría de los autores de que la hormona progesterona y su versión sintética, progestina, pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la depresión. Y para hacer énfasis en su hipótesis sostuvieron que “el hecho de que las píldoras y DIU solo de progestina tenían tasas de depresión más altas que las píldoras combinadas”. Por otro lado, explicaron que los altos riesgos producidos por el anillo y el parche se debieron a diferencias en la composición hormonal y no en el método en sí.

– Adolescentes, las más afectadas

El estudio puso en evidencia una problemática oculta. Los métodos tienen una alta tasa de riesgo entre las adolescentes, que tuvieron un 80 % más de chances de necesitar un antidepresivo cuando tomaban píldoras, factor que se elevó a un 120 % cuando consumían píldoras solo de progestina. Todo en comparación con las mujeres que no usaban ningún método. Es más, para las jóvenes que utilizaron productos hormonales no orales, el riesgo se triplicó.

Lidegaard, líder del proyecto, explicó: “Las mujeres que desarrollan depresión después de comenzar con los anticonceptivos orales deben considerar este uso como un factor. Por su parte, los médicos deben incluir estos aspectos, junto con otros riesgos y beneficios cuando aconsejan a las mujeres qué tipo de método anticonceptivo es el más adecuado para cada caso”.

“Esto es especialmente importante para las adolescentes, que parecen ser más vulnerables a esta asociación y para los factores de riesgo para la depresión en general. Los médicos deben asegurarse de que las mujeres, especialmente las jóvenes, no tengan antecedentes de este mal”, finalizó.
Noviembre 21/2016 (proyecto-salud.com.ar) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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La infección genital por el virus del papiloma humano, es la infección de transmisión sexual más común en el mundo y principal causa de cáncer de cuello de útero.

El virus del papiloma humano (VPH) se transmite en mayor proporción de mujeres a hombres que de hombres a mujeres, afirmó la experta internacional Anna Giuliano, quien remarcó la importancia de la vacunación en ambos sexos para combatirla.

“La incidencia de la transmisión de VPH de mujeres a hombres es del 12.9 %, mientras que de hombres a mujeres es del 5.9 %”, precisó la también directora del Centro de Investigación en Infecciones de Cáncer del centro norteamericano Moffit durante un Seminario en Boston (Estados Unidos).

Si bien se creía que los hombres eran los principales transmisores del virus, Giuliano enfatizó que no es así, aunque “lo que sí es cierto es que la prevalencia de VPH es mayor en hombres que en mujeres y no varía con la edad”.

“A medida que los hombres envejecen tienen mayor riesgo de contraer nuevas infecciones por VPH, situación totalmente inversa en mujeres, que a medida que envejecen tienen mucho menos riesgo de enfermar”, apuntó.

La especialista remarcó que en los Estados Unidos los casos de infecciones por VPH “están subiendo significativamente en hombres mientras que descienden en mujeres, que suelen hacerse más estudios preventivos y están vacunadas en mayor proporción”.

“Si bien la vacuna contra el VPH para hombres está aprobada en 80 países, solo seis la incluyeron en sus calendarios: Australia, Estados Unidos, Austria, Israel, Suiza y Panamá, además de parte de Canadá, parte de Italia y parte de Alemania. Es sumamente importante incluirlos a los programas de vacunación para combatir la enfermedad”, afirmó.

Y completo: “Necesitamos vacunar a todos los niños y niñas y completar los esquemas de vacunación sin olvidar ninguna dosis para conseguir protección contra el virus a largo plazo”.

En ese sentido, la especialista del Servicio de Ginecología del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Laura Fleider señaló que “las personas que completan el esquema de vacunas contra el VPH disminuyen el riesgo de padecer cáncer de útero, vagina, vulva, pene, ano y orofaringe ente un 50 y un 80 % y de reducir las verrugas genitales en un 90 %”.

“Sin embargo, la adherencia a la primera dosis es del 87 % y del 58 % para la segunda, por lo que hay que remarcar que si no se completa el esquema el paciente no recibe los beneficios de la vacunación o recibe beneficios limitados”, enfatizó.

Por su parte Silvio Tatti, director del Programa de tamizaje y vacunación para enfermedades del tracto genital del Hospital de Clínicas coincidió y destacó que “vacunar a hombres y mujeres aumenta la equidad de género en la prevención de enfermedades relacionadas al VPH”.

“Los hombres deben tener la misma oportunidad de prevención que las mujeres. Si lográramos una cobertura superior al 80 por ciento llegaríamos a lo que se conoce técnicamente como protección de rebaño, es decir, disminuir la circulación de VPH entre hombres y mujeres”, apuntó.

Existen más de 30 cepas del VPH, de las que 15 son de alto riesgo oncogénico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 660 millones de personas están infectadas con alguna de las variantes del virus en el mundo.

En la Argentina la vacuna, que protege contra las cepas 16 y 18 y se aplica en niñas de 11 años, fue incorporada al Calendario Nacional en octubre de 2011. Si bien está también aprobada para varones de nueve a 26 años, no está todavía incluida en el Calendario.

“A los niños se los puede vacunar a partir de los nueve años, pero sería conveniente hacerlo entre los 11 y 12 para unir ambas cohortes y alcanzar mejores coberturas”, concluyó Angela Gentile, jefa de la División Promoción y Protección de la Salud del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires.
Noviembre 21/2016 (proyecto-salud.com.ar) Fuente: Noticias de Salud Al Día