julio 2016 Archivos

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El fármaco, utilizado comúnmente durante el embarazo, presenta una fuerte asociación con síntomas del autismo en niños varones y con síntomas relacionados con inatención e hiperactividad en ambos sexos.

Un nuevo estudio liderado por ISGlobal ha encontrado que el paracetamol (acetaminofén), empleado ampliamente durante el embarazo, tiene una fuerte asociación con síntomas del espectro autista en niños varones y con síntomas relacionados con inatención e hiperactividad en ambos sexos. Los resultados fueron publicados recientemente en International Journal of Epidemiology.

Este es el primer estudio de este tipo que describe una asociación independiente entre el uso de este fármaco durante el embarazo y síntomas del espectro del autismo en niños.

También es el primer trabajo que indica diferentes efectos del paracetamol sobre el neurodesarrollo según el sexo. Comparando los niños y niñas expuestos persistentemente al paracetamol con los no expuestos, el estudio ha encontrado un aumento del 30 % en el riesgo de perjuicio para algunas funciones de la atención; y un aumento de los síntomas del espectro autista en los varones únicamente.

Los investigadores reclutaron a 2 644 parejas madre-hijo en un estudio de cohorte de nacimiento en España durante el embarazo. El 88 % fueron evaluados cuando el niño tenía un año de edad, y el 79,9 % fueron analizados cuando tenían cinco años. A las madres se les preguntó sobre el uso de paracetamol durante el embarazo y la frecuencia de uso se clasificó como nunca, esporádica o persistente.

El 43 % de los niños evaluados al año de edad y el 41 % de los niños evaluados a los cinco años fueron expuestos a paracetamol en algún momento durante las primeras 32 semanas de embarazo. Cuando se evaluaron a los cinco años, los niños expuestos tenían aproximadamente un 40 % más riesgo de síntomas de hiperactividad o impulsividad que los no expuestos.

Los niños y niñas expuestos de forma persistente mostraron un peor rendimiento en el K-CPT, un examen computarizado que mide la falta de atención, la impulsividad y la velocidad de procesamiento visual. Los varones expuestos de manera persistente al paracetamol presentaron un incremento de dos síntomas del espectro autista, comparado con varones no expuestos.

Los autores explican que a pesar de que miden síntomas y no diagnósticos, un aumento en el número de los síntomas que un niño tiene, puede afectarle, incluso si no son lo suficientemente graves como para justificar un diagnóstico clínico de un trastorno del neurodesarrollo.

“El paracetamol podría ser perjudicial para el desarrollo neurológico por varias razones. En primer lugar, alivia el dolor al actuar sobre los receptores de cannabinoides en el cerebro. Dado que estos receptores normalmente ayudan a determinar cómo las neuronas maduran y se conectan entre ellas, el paracetamol podría alterar estos procesos. También puede afectar el desarrollo del sistema inmune, o ser directamente tóxico para algunos fetos que no tienen la misma capacidad que un adulto para metabolizar este fármaco, o mediante la creación de estrés oxidativo”, explica Jordi Júlvez, investigador de ISGlobal, y coautor del estudio, sobre la posible explicación de los efectos.

Cerebro masculino, más vulnerable

La explicación de por qué se ha encontrado una relación con un aumento de síntomas del espectro autista solo en varones podría ser que “el cerebro masculino parece ser más vulnerable a influencias dañinas durante las primeras etapas de la vida. Nuestros resultados muestran una relación con síntomas del espectro autista sólo en varones, lo que sugiere que esta asociación se podría explicar por disrupción endocrina androgénica, a la que los cerebros masculinos podrían ser más sensibles”, comenta Claudia Avella-García, primera autora del estudio e investigadora del ISGlobal.

El estudio concluye que, teniendo en cuenta que la exposición al paracetamol durante el embarazo es común en la población, podría contribuir a aumentar el número de niños con síntomas de déficit de atención e hiperactividad o del espectro autista. Sin embargo, se subraya que antes de dar recomendaciones acerca de su uso, hace falta llevar a cabo estudios con mediciones más exactas de las dosis y hacer evaluaciones riesgo-beneficio con respecto al uso de paracetamol durante el embarazo y la primera infancia.

Julio 5/2016 (JANO)  Fuente: Noticias de Salud Al día

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Una investigación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, llevada a cabo con casi 300 mujeres gestantes, ha comprobado que la ansiedad se incrementa durante el embarazo y que ello puede desembocar en depresión postparto.

El embarazo es un periodo de grandes modificaciones metabólicas, hormonales e inmunológicas considerablemente perceptibles por la mujer desde el inicio de la gestación. Pero también desde el punto de vista psicológico, la gestación supone un importante cambio en la vida de la mujer y se hace necesario emplear todos los recursos posibles para que la madre pueda enfrentarse a los cambios del embarazo y del nacimiento.

Un proyecto, liderado por investigadores de psicología clínica de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria, ha analizado diversas variables psicológicas relativas a la personalidad, las preocupaciones del embarazo, las creencias sobre el parto o la posibilidad de depresión postparto, entre otras.

La muestra ha estado compuesta por 285 gestantes voluntarias y se ha llevado a cabo un estudio de tipo longitudinal, ya que se ha hecho un seguimiento desde primer trimestre del embarazo y se ha continuado hasta 4 meses después del parto. Para valorar las diversas variables psicológicas, se han empleado cuestionarios estructurados en tres fases: durante el primer y tercer trimestre, durante el postparto inmediato y durante el puerperio. El enfoque de este proyecto se ha realizado desde un punto de vista interdisciplinar, ya que también han participado matronas de Hospital Universitario de Fuenlabrada.

Los principales resultados que han obteniendo los investigadores demuestran que uno de los factores más relevantes es la presencia de neuroticismo o inestabilidad emocional, ya que las mujeres que tienen puntuaciones elevadas en este factor de personalidad muestran una preocupación excesiva, primero por el feto y luego respecto a la atención médica.

El papel de las matronas

“Las matronas juegan un papel clave en este sentido y el trabajo realizado con ellas durante el estudio ha sido determinante”, destaca Cecilia Peñacoba, investigadora de la URJC. Los autores han observado que la presencia de una mayor inestabilidad emocional durante la gestación está asociada a un aumento de la ansiedad porque las expectativas del parto, que durante el transcurso del embarazo permanecen más o menos estables, tienden a ser ligeramente negativas en el final de la gestación. Estos datos pueden ser interpretados como posibles predictores de depresión postparto.

En este sentido, los investigadores concluyen que la atención integral a las mujeres embarazadas debe contemplar la evaluación e intervención en todos estos aspectos psicológicos, especialmente en los factores cognitivos y las estrategias de regulación emocional de las gestantes, con el objetivo de minimizar el riesgo de desarrollo posterior de los trastornos emocionales durante las fases puerperales.

Julio 11/2016 (JANO)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Datos procedentes de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2003, en Chile, indican que la prevalencia del auto reporte de diabetes en el embarazo en mujeres entre 25 y 44 años fue de 1,2 %.No existe un dato actualizado, ya que este antecedente no fue incluido en la ENS 2009-10. El 1,3 % de los egresos hospitalarios por embarazo, parto y puerperio, el año 2010, tenían el antecedente de diabetes, lo que es una aproximación a la magnitud del problema considerando que en Chile la atención institucional alcanza 99,8 %; de este total, 68,8 % fueron clasificados como Diabetes Gestacional (DG).

El Dr. Enrique Guzmán-Gutiérrez, investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad San Sebastián, explica la importancia de saber cuál es la base biológica de la aparición de esta patología, entre otras como la preeclampsia y la restricción de crecimiento intrauterino. Esto sirvió de base para desarrollar un proyecto FONIS y un Fondecyt de iniciación, desde diferentes dimensiones, los cuales actualmente se encuentran en etapa de evaluación. “Los proyectos están centrados en la diabetes gestacional, patología que actualmente se diagnostica durante la mitad del embarazo. Esto genera una dificultad, ya que recién en el cuarto o quinto mes de gestación se puede conocer la presencia de la enfermedad y comenzar un tratamiento, pero a esa altura todos los efectos metabólicos de la glucosa de la madre y de la insulina, que es la hormona que regula la glucosa del feto, están alteradas debido a un diagnóstico tardío”.

La literatura explica que existe una relación de la DG con las hormonas tiroideas, por lo que el equipo investigador quiere demostrar que existe una disminución en los niveles de hormonas tiroides en el primer trimestre del embarazo, lo cual se correlaciona con la aparición de una diabetes gestacional. “En otras palabras, podríamos decir que si se miden los niveles de hormonas en una mujer con 13 semanas de gestación, se podría diagnosticar mediante la cantidad de hormonas tiroideas si se encuentra propensa a desarrollar diabetes gestacional. Esto nos alertaría para iniciar un tratamiento más oportuno sin tener que esperar hasta la semana 24 de gestación”, contextualiza el académico.

Por otra parte, este mismo proyecto busca entender cómo estas hormonas logran desarrollar la diabetes gestacional, por lo que se pretende estudiar algunas proteínas que se encuentran en las células de la placenta, “órgano esencial durante la gestación, pues por medio de ella se relaciona al feto con la madre, y ocurre el intercambio de nutrientes y de oxígeno, entre otros; pero también es donde se asocia con la enfermedad. Este órgano es clave para poder entender las variaciones que genera esta patología”, enfatiza el Dr. Guzmán-Gutiérrez.

Con este mismo foco, pero en un sentido más aplicado, el Dr. Enrique Guzmán-Gutiérrez envió un proyecto FONDEF con el propósito de desarrollar un kit diagnóstico de patologías en el embarazo. “Lo que esto busca es diagnosticar tempranamente diabetes gestacional, preeclampsia y la restricción de crecimiento intrauterino. Aquí utilizamos otro tipo de herramientas, que para este caso está ligado con unos metabolitos que se generan en nuestros órganos, denominados MicroARN. Estos salen de las células hacia el torrente sanguíneo de la madre y pueden llegar a otros órganos teniendo efectos similares a los de una hormona, entendiendo que no es una hormona, sino un ácido nucleico más pequeño”, detalla el investigador.

Los estudios realizados ya han arrojado cuáles microARN están aumentados y disminuidos para las tres patologías mencionadas, sin embargo no existe un kit de diagnóstico para saber si puede existir el riesgo de tener una de estas enfermedades. Así, la propuesta es generar lo que se llama un micro arreglo de microARN, “esto es una medición simultánea; sabemos que para las diferentes patologías del embarazo existen aproximadamente 85 microARNs identificados; en un día podríamos determinar si estos microARN han ido aumentando o disminuyendo, logrando con esto tener un perfil de microARN que determine en el caso de aumento, la presencia de una diabetes gestacional”, detalla el Dr. Guzmán-Gutiérrez.

Julio 11/ 2016 (USS/DICYT)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Un estudio ha evidenciado de nuevo que unas conductas saludables en la mediana edad dan beneficios cuando se envejece, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares e ictus.

Los investigadores analizaron datos de 1999 a 2009 correspondientes al Cooper Center Longitudinal Study y realizaron pruebas con cintas caminadoras para medir la capacidad de ejercicio del corazón y los pulmones de 19 815 participantes de 45 a 49 años. Encontraron que aquellos individuos con una mejor forma física tenían un riesgo de ictus a los 65 años un 37 % más bajo, en comparación con aquellos que estaban en peor forma física. El efecto protector de la condición física se mantuvo incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta factores de riesgo de ictus como hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y fibrilación auricular. El efecto de la dieta no se evaluó.

Otros estudios han mostrado que la actividad física, incluso entre los individuos mayores, además de reducir el riesgo de ictus, se puede asociar con menos ictus silentes y un menor deterioro cognitivo.

Publicado en el Stroke Journal

julio 19/2016 (Health Day)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Comer menos podría ayudarnos a llevar una vida más larga y sana, de acuerdo a los resultados de un nuevo estudio liderado por investigadores del Centro de Investigación Jean Mayer de Nutrición Humana del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en la Universidad de Tufts.

Comer menos podría ayudarnos a llevar una vida más larga y sana, de acuerdo a los resultados de un nuevo estudio liderado por investigadores del Centro de Investigación Jean Mayer de Nutrición Humana del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en la Universidad de Tufts. El artículo, publicado en Aging, revela que restringir el consumo de calorías un 25 por ciento en individuos sanos y no obesos durante dos años, mientras se mantiene una ingesta adecuada de vitaminas, minerales y proteínas, podría disminuir significativamente los marcadores de inflamación crónica sin afectar negativamente a otras partes del sistema inmune.

“Estudios previos con animales y modelos simples de organismos durante los últimos 85 años apoyan la idea de que la restricción del consumo de calorías puede aumentar la esperanza de vida reduciendo la inflamación y otros factores de riesgo de enfermedades crónicas, pero con resultados mixtos sobre si tiene un efecto negativo nulo en las respuestas celulares inmunes”, ha asegurado el autor principal y director del Centro Jean Mayer, Nikbin Meydani. “Este es el primer estudio que examina estos efectos a los largo de dos años en personas sanas, con un peso normal o ligeramente superior y hemos observado que la restricción calórica reduce la inflamación sin comprometer otras funciones clave del sistema inmunitario como la producción de anticuerpos en respuesta a las vacunas”.

Se ha demostrado que la inflamación crónica crea sucesiones de reacciones destructivas que dañan las células, que cumplen un papel importante en el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad como el cáncer, enfermedades del corazón y demencia. De acuerdo a Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), siete de las diez causas principales de mortalidad en 2010 fueron enfermedades crónicas, con cardiopatías y cáncer sumando cerca del 48 por ciento del total de fallecimientos. El CDC también informa de que en el mismo año, el 86 por ciento del gasto en atención sanitaria fue destinado a personas con una o más enfermedades crónicas.

Después de seis semanas de exámenes de referencia, los cuales incluyeron medidas metabólicas para determinar el gasto diario de energía, y una muestra de sangre para evaluar la inflamación y marcadores de inmunidad celular, 220 individuos elegidos fueron separados aleatoriamente en dos grupos y, a continuación, estratificados por residencia, sexo e índice de masa corporal.

El grupo de control mantuvo su dieta habitual durante la duración del estudio, mientras que el grupo de ensayo fue provisto de apoyos para mantener una dieta de alta saciedad que restringía el consumo de calorías en un 25 por ciento. Al grupo de ensayo también se le dio suplementos de multivitaminas y minerales para prevenir la malnutrición de micronutrientes. Para mantener el porcentaje de reducción de calorías, las prescripciones de calorías en el grupo de ensayo se redujeron tres veces durante los dos años que duró el estudio para que coincidiera con su pérdida de peso basada en la grasa corporal y el cálculo de masa muscular.

Ambos marcadores de inflamación e inmunidad fueron medidos por una línea de referencia a los doce meses y a los 24. La respuesta a las vacunas estuvo determinada al final del estudio. Como un indicador de susceptibilidad a enfermedades infecciosas, la inmunidad celular se midió por la respuesta de los anticuerpos hacia tres vacunas y pruebas de pinchazo, recuento de glóbulos blancos, y los informes sobre enfermedades. Además, la inflamación fue monitoreada usando niveles séricos de marcadores de inflamación común, incluyendo la proteína C reactiva, TNF alfa y leptina.

El equipo investigador descubrió que el grupo de ensayo tuvo una significativa y persistente reducción de los marcadores de inflamación sin una diferencia discernible en las respuesta inmunes de las del grupo de control una vez finalizados los 24 meses. En cualquier caso, mientras se redujo el peso, la grasa y los niveles de leptina fueron los más pronunciados a los 12 meses, no estaban acompañados por la significativa reducción de la proteína C reactiva y la TNF alfa, ambos indicadores de inflamación, hasta pasado los 24 meses. Este retraso sugiere que, a largo plazo, la restricción de calorías, al menos en 24 meses, induce otros mecanismos que podrían cumplir un papel en la reducción de inflamación.

julio 15/2016 (Diario Médico) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Las emociones tienen un componente visceral tan importante que afecta al organismo y pude ocasionar enfermedades como gastritis, migrañas, colitis, contracciones musculares o crecimiento de glándulas suprarrenales, entre otras.

Investigadores del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México estudian cómo los sentimientos así como el estilo de vida influyen en el cuerpo.

El psiquiatra Rafael Salin-Pascual explicó que los trastornos psicosomáticos son aquellos en donde un estado emocional mal resuelto genera manifestaciones orgánicas como gastritis, colitis, algunas formas de migrañas o tensión muscular crónica.

“Se trata de problemas de desajuste en los mecanismos emocionales porque la gente maneja mal la ansiedad, explicó el médico en psiquiatría y miembro del Sistema Nacional de Investigadores en un comunicado difundido por la máxima casa de estudios.

Señaló que el amor y el odio pueden conllevar a actos irracionales y agresivos ya que activan las mismas regiones del cerebro, por lo tanto se puede oscilar entre las dos emociones cuando se está inmerso en una relación sentimental.

“Pero la diferencia fundamental radica en que con el amor romántico se desactivan las partes de la corteza frontal relacionadas con el juicio y el razonamiento, mientras que el odio solo es capaz de desactivar una pequeña parte”, detalló.

El investigador comentó que no hay un sistema para cada emoción porque son multicerebrales, es decir, “el odio, por ejemplo, es un hambre que nunca se acaba y lleva a que la gente desarrolle una serie de estrategias para lograr un objetivo como la venganza; este sentimiento es el origen de las grandes tragedias”.

En ese sentido, puntualizó que el odio, la venganza y los celos son emociones negativas que no tienen una raíz netamente biológica, pues el entorno social es el que contribuye.

Aunque con el amor romántico se libera la hormona llamada oxitocina, tanto en hombres como en mujeres, también es cultural y basa en sistemas de empatía y confianza.

Las emociones tienen una organización compleja en la que intervienen elementos como el estímulo emocional competente, es decir, el evento que dispara el proceso y puede originarse en el ambiente o de un recuerdo que se evoca al detectar algo similar en el entorno.

“Esto lleva al estado de representación, que puede ocurrir en cualquiera de las regiones somatosensoriales (visual, auditiva, olfatoria, táctil, o la combinación de éstas) y conducir a una activación de sitios ejecutores de respuestas emocionales en el cerebro”, refirió.

Esas estructuras disparan la respuesta emocional con la activación de regiones específicas del cuerpo y el reconocimiento de lo que llamamos sentimientos.

Julio 21/2016 (Notimex) Fuente: Noticias de Salud Al día