Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de desórdenes del neurodesarrollo caracterizados por déficits sociales, del lenguaje, comportamientos estereotipados y anomalías de la función motora. La presencia de uno u otro defecto es individual.
Estos trartornos del comportamiento se corresponden con las anomalías sugeridas de la amígdala, corteza frontal y temporal, hipocampo y cerebelo, aunque pueden no tener ninguna de estas lesiones.
La predisposición genética y factores ambientales como las toxinas y tóxicos, han sido involucradas en la etiología del autismo, con incremento del estres oxidativo. El incremento de la 3-nitrotirosina y de neurotrofina 3 en el cerebelo de pacientes con TEA ya había sido reportado por este mismo grupo de trabajo.
Fueron estudiadas muestras regionales de dos cerebros de personas autistas fallecidas y comparadas con controles normales. El estres oxidativo mostró cambios significativos y especialmente en la corteza órbito-frontal, en el área de Wernicke, vermis cerebeloso, hemisferios cerebelares y el puente, áreas que guardan relación con el procesamiento del lenguaje, la coordinación motora, el comportamiento emocional, social y la memoria.
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