Nace en Manzanillo el 13 de agosto 1920, hija de padre cubano y madre francesa. Cursó estudios en Francia, hasta completar el bachillerato. Regresa a Cuba para estudiar Medicina y se gradúa en 1949 siendo la primera mujer titulada como primer expediente de la carrera. Realiza su residencia en el Hospital General Calixto García y se inicia más tarde como profesora de Pediatría en el Hospital Reina Mercedes.
Posteriormente, fungió como Jefa de Servicio de Pediatría de dicho centro. Fue nombrada Profesora Titular de Pediatría en el año 1961.
En 1967 comienza a trabajar en el Hospital Pediátrico William Soler en el servicio de enfermedades diarreicas agudas. En esta institución funda el primer laboratorio de citogenética en Cuba, donde realiza el primer diagnóstico de sexo fetal estudiando cromatina sexual en células del líquido amniótico.
Realizó cursos de postgrado en París y Canadá. Creó la primera consulta de Genética Clínica en Cuba y fue pionera en implementar estudios de dermatoglifos y cariotipos para diagnóstico de enfermedades genéticas. Dio más de 25 000 consultas, analizó cerca de 7 500 dermatoglifos y unos 6 000 estudios cromosómicos.
Fue la primera mujer en obtener el título de Doctora en Ciencias Médicas en Cuba y en asumir la presidencia de la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Pediatría, por lo que se le otorgó la categoría de Miembro de Honor de dicha Sociedad. Fue vocal en el buró directivo de la Sociedad de Amistad Cuba-Francia.
Nunca dejó de estudiar ni de impartir docencia, fue profesora de profesores. A su conocimiento científico sumaba una extensa y refinada cultura general. Sus conferencias magistrales y sus discusiones diagnósticas han sido de referencia obligada a través de generaciones de médicos.
Murió en México mientras participaba en el Congreso Mundial de Antropología donde se le rindieron honores por sus aportes al estudio de dermatoglifos. Al morir se desempeñaba como jefa del servicio de Genética del Hospital William Soler. En una entrevista refirió: “Nunca he ambicionado algo más que ser médico. El revolucionario demuestra que lo es por su trabajo y dedicación”.
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