Los trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto de alteraciones que afectan al desarrollo infantil como resultado de un trastorno neurológico de base, tienen diferentes formas de presentación y la gravedad de los síntomas es variable. Hay tres áreas del desarrollo que se pueden afectar, las habilidades de comunicación y lenguaje, las habilidades de interacción social y trastornos en los intereses que limitan las actividades y conductas cotidianas de la persona.
Los TEA son más frecuentes de lo que se pensaba hace unos años. El autismo clásico tiene una prevalencia de 2-4 casos por cada 10.000 habitantes, pero teniendo en cuenta los trastornos generalizados del desarrollo o TEA, las estimaciones aumentan de 21 a 35 por cada 10.000 habitantes. Los últimos datos de prevalencia de los Estados Unidos en población infanto-juvenil muestran un incremento en los últimos años: de 4 de cada 1.000 (1/250) en 2002, a 6,7 de cada 1.000 (1/150) en 2007, y hasta 11 de cada 1.000 habitantes (1/91) en 2009.
A pesar de ser ésta, una entidad clínica crónica, existen intervenciones y apoyos que se aplican a los niños para desarrollar sus habilidades en diferentes ámbitos como social, de comunicación, rutinas diarias y el pronóstico depende del diagnóstico precoz.
Este sábado 2 de abril se celebra el Día Mundial del Autismo, reconocido por Naciones Unidas para alertar sobre la necesidad de diagnóstico e intervención precoces e inclusión de las personas con esta condición.