En la medida en que la Revolución fue haciendo desaparecer la Medicina Privada, se fue institucionalizando y organizando la salud pública cubana, y se dió paso al poderoso sistema de especialización del Sistema Nacional de Salud, que tanto prestigio ha dado a nuestro pueblo en el campo nacional e internacional.
En aquellos primeros momentos no existía o al menos no era conocida la palabra intensivista en nuestro lenguaje profesional o popular y los anestesiólogos, clínicos, pediatras, cirujanos y cardiólogos, que aisladamente se dedicaban a atender con un mínimo de condiciones a algún aislado paciente grave, lo hacían utilizando su nombre y el de su especialidad de origen.
A partir de 1967 cuando se comenzó a hacer alguna actividad de cuidados intensivos en la sala de postoperatorio del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular en La Habana, y posteriormente los esfuerzos aislados del Dr. Lima, en Matanzas y de algunos pediatras en la Ciudad de La Habana y Santiago de Cuba, condujeron a que el país creara las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) polivalentes de los Hospitales “Calixto García” (La Habana), “Celestino Hernández Robau” (Santa Clara) y “Saturnino Lora” (Santiago de Cuba), las cuales rápidamente se extendieron primero a las antiguas capitales de las antiguas provincias cubanas, y luego a las capitales y ciudades importantes de las nuevas provincias.
El año 1981 con la epidemia de dengue hemorrágico, propició un salto gigantesco en el orden constructivo, de equipamiento y de formación de personal calificado en la Terapia Intensiva Pediátrica y en el año 1985 se creó la Comisión Nacional de Terapia Intensiva de Adultos, para impulsar el desarrollo de esta actividad en el país. Desde un inicio esta Comisión luchó por 3 aspectos básicos:
1) expandir la Terapia Intensiva por todos los nuevos hospitales que se estaban construyendo en el país con uniformidad en las estructuras y funciones;
2) promover el reconocimiento oficial de la terapia Intensiva como especialidad médica independiente;
3) organizar la formación del recurso humano médico para trabajar en estas unidades mediante un estudio postgrado de un año a través de un programa específico y sedes nacionales aprobadas por la Comisión Nacional.
¿Cómo se preparaba el recurso humano profesional, en cuanto a médicos y personal de enfermería, para trabajar en las UCI?
Inicialmente comenzaron los cursos de entrenamiento para enfermeras que se impartían en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y posteriormente se convirtieron en cursos posbásicos de un año de duración cuyas sedes fueron las primeras UCI creadas en el país, hasta que ya en la década de los años de 1980, comenzaron a graduarse y ubicarse en las unidades, a las primeras Licenciadas en Enfermería.
Aparecieron los diplomados de Enfermería Intensiva, de duración variable, pero preferentemente de seis meses a tiempo completo; luego se incorporaron algunas Licenciadas a los estudios a distancia de Maestrías en Urgencia y Emergencias, y más recientemente, en el 2004, se estableció, la residencia de tres años en Enfermería Intensiva y Emergencias.
En el caso de los médicos, los primeros anestesiólogos y clínicos se prepararon en cursos de tres meses en España y fueron los encargados de fundar las primeras UCI polivalentes del país; poco después se obtuvo una beca en Francia de un año de duración y en sentido general, la preparación inicial en los adultos se hizo mediante entrenamientos en el Hospital “Calixto García”, bajo la tutela del Dr. Sergio Rabel y poco después en las UCI de Santa Clara y Santiago de Cuba.
La epidemia de dengue hemorrágico de 1981 propició un amplio esfuerzo de preparación de pediatras como intensivistas, en lo cual jugó un papel protagónico la UCI del Instituto Superior de Medicina Militar “Dr. Luis Díaz Soto” y a partir de ahí, las principales unidades del país comenzaron a preparar a los pediatras de las provincias cercanas o con menos desarrollo.
Los estudios de postgrado creados por la Comisión Nacional de Cuidados Intensivos de Adultos funcionaron con un alto nivel de ejecución, seriedad y calidad, hasta el año 1990. A partir de ahí, ya el comienzo del periodo especial, dificultó sus reuniones y sobre todo la aprobación rigurosa de las sedes nacionales de estos estudios, por lo cual estos rápidamente se expandieron prácticamente por todas las provincias del país, se modificaron los programas con criterios locales e incluso se redujeron en algunos lugares los tiempos de formación.
Aparecieron también en esta década, los llamados cursos cortos de Terapia Intensiva con duración entre tres y seis meses. En todas estas actividades formativas, los médicos que se preparaban provenían de Medicina Interna, Pediatría, Anestesiología y Reanimación, Medicina General Integral, Cardiología, Cirugía General y aisladamente, de algunas otras especialidades, formándose así de manera progresiva el colectivo médico que se ocuparía de la atención al paciente grave.
Desde los inicios de la Terapia Intensiva siempre en las grandes unidades existieron Ambulancias de Terapia Intensiva, bajo el control del personal de las UCI, que participaban en la transportación de casos graves, hacia y desde esas unidades; y después de 20 años ejecutando esta labor, se decidió en el Ministerio de Salud Pública, profesionalizar esta actividad, preparándose a médicos, enfermeros y personal paramédico en cursos cortos para trabajar profesionalmente en esta actividad. Vinculado pero independientes del trabajo de las Unidades de Cuidados Intensivos, se creó además, el Sistema de Urgencias Médicas de la República de Cuba (SIUM) a mediados de la década de 1990 y esta organización y trabajo de la Emergencia Médica se expandió a todas las provincias del país.
Se crearon los cursos de Apoyo Vital de corta duración para todos los médicos del país, y se hizo y se continúa realizando un tremendo esfuerzo de formación o perfeccionamiento profesional, que lleva a la aparición de las Unidades de Cuidados Intensivos de Emergencias (UCIE) en los grandes hospitales.
En 1997, el MINSAP incorporó el sistema de diplomados y maestrías del Ministerio de Educación Superior y se comenzó a impartir el Diplomado de Medicina Intensiva de un año de duración y con independencia nacional, y Maestrías de Urgencia y Emergencia con carácter nacional.
En 1999, se crea la especialidad médica de Medicina Intensiva y Emergencias, como segunda especialidad, cuya ejecución rápidamente se ha expandido a la mayoría de las provincias del país y se estableció la forma y los tribunales para la obtención del título de Especialista de II Grado.
Más adelante, a punto de partida de la epidemia mundial del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en el 2003, se tomó la decisión de crear las Áreas Intensivas Municipales (AIM) en todos los municipios del país, con una estructura, equipamiento y programas de diplomado de seis meses para formar al personal médico y de enfermería que trabajaría en ellas.
Muchas especialidades de la medicina tienen y tendrán vínculos con el paciente grave, y sería un gran error considerar que los Intensivistas son los únicos especialistas que tienen que ver con su atención. Ahora, los Intensivistas son los únicos que emplean todo su tiempo de trabajo en la atención del paciente grave y están sólidamente preparados para cumplir con calidad esta función, por eso creemos que podemos definir un Intensivista en Cuba como:
Especialista de II grado en Medicina Intensiva y Emergencias.
Especialista de I grado en Medicina Intensiva y Emergencias.
Autor: Dr. Armando Caballero López
Fuente: ¿Qué es un intensivista en cuba? Revista Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias 2008;7(4)
Ver también: Impronta de Fidel en el surgimiento y desarrollo de la Medicina Intensiva en Cuba. Cubadebate – 2 agosto 2016