Una investigación reciente relaciona los problemas médicos causados por las transfusiones de sangre con la descomposición de los glóbulos rojos durante el almacenamiento de la sangre. Los hallazgos sugieren que se necesita una mejor forma de almacenar la sangre.
Cuando se transfunde, la sangre más vieja o las cantidades grandes de sangre pueden llevar a complicaciones, entre ellas infección, insuficiencia renal y pulmonar y muerte, señaló el coautor del estudio, el Dr. Mark T. Gladwin, en un comunicado de prensa de la Universidad de Wake Forest, que lideró el estudio.
El estudio examina la interacción entre el óxido nítrico (NO) y los productos secundarios creados cuando los glóbulos rojos se descomponen con el tiempo. Los investigadores hallaron que la interacción en la sangre más antigua puede reducir el flujo sanguíneo y quizás dañar los tejidos del cuerpo.
“Cuando la sangre se guarda por un tiempo, algunas de las células se descomponen y liberan sus componentes, que incluyen moléculas de hemoglobina y micropartículas de los glóbulos rojos”, señaló Gladwin, jefe de la división de medicina pulmonar, alergias y atención crítica de la Facultad de medicina de la Universidad de Pittsburgh. “Éstas se acumulan en la bolsa de sangre guardada y se transfunden al paciente con la sangre. En el torrente sanguíneo, la hemoglobina y las micropartículas se vinculan y destruyen (al óxido nítrico), una molécula muy importante que es usada por el organismo para mantener a los vasos sanguíneos dilatados para un flujo sanguíneo normal”.
“La transfusión de sangre almacenada es una de las terapias médicas más comunes”, apuntó en el comunicado de prensa el autor principal del estudio Daniel B. Kim-Shapiro, profesor de física y director del Centro de Ciencias Traslacionales de la Universidad de Wake Forest. “Por ejemplo, quizás podamos restaurar la actividad del óxido nítrico perdida con la transfusión, usar soluciones preservadoras para limitar mejor la degradación de las células sanguíneas, o desarrollar agentes que eliminen la hemoglobina libre”.
Estudios futuros examinarán la seguridad de la sangre almacenada durante más de catorce días. Según las directrices federales actuales, la sangre se puede almacenar hasta 42 días.
Cada año en EE. UU., más de cinco millones de personas reciben transfusiones de sangre, según el estudio.
Julio 23/2011 (Diario Salud)
El estudio aparece en la revista Circulation (doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.110.008698 ).
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