Científicos de la Universidad de Granada han coordinado un estudio que determina que la obesidad es un exceso de peso corporal para una altura dada, y no solo un exceso de grasa corporal, como se creía hasta ahora.
Un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada (UGR) ha ‘redefinido’ el concepto que la ciencia tiene de obesidad, determinando que esta se trata de un exceso de peso corporal (incluyendo mucha grasa, pero también mucho musculo) para una altura dada, y no solo un exceso de grasa corporal como se había creído hasta ahora.
Este trabajo, publicado en Mayo Clinic Proceedings, ha sido coordinado por Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal en la Facultad de Ciencias del Deporte de la UGR, y codirector del grupo de investigación PROFITH, en colaboración con prestigiosos científicos estadounidenses (el epidemiólogo Steven N Blair y el cardiólogo Charles J.Lavie).
Los autores han trabajado con datos del Aerobics Center Longitudinal Study (ACLS), llevado a cabo por el Cooper Institute en Texas, Estados Unidos. En él participaron más de 60 000 personas, que fueron seguidas durante un promedio de 15 años para estudiar cómo factores como la obesidad predicen el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular.
Este estudio, a diferencia de la mayoría de los trabajos longitudinales de similares características, evaluó no sólo el peso y talla de los participantes, lo cual permite calcular el índice de masa corporal, sino también la cantidad de grasa y músculo de los participantes mediante la medición de pliegues cutáneos y en una submuestra de más de 30 000 participantes, mediante pesaje hidroestático.
Un concepto de 1832
El índice de masa corporal (IMC) lo propuso por primera vez Adolphe Quetelet en el año 1832, y se usa internacionalmente para definir cuando una persona tiene sobrepeso (IMC≥25kg/m2) u obesidad (IMC≥30kg/m2). Desde entonces hasta la fecha se ha usado en más de 100 000 artículos científicos publicados, siendo por tanto el índice antropométrico más empleado en todo el mundo.
“Sin embargo, el IMC recibe al mismo tiempo muchas y muy fuertes críticas, por su falta de capacidad para discriminar si un alto peso corporal se debe a que la persona tiene mucha grasa, mucho músculo o ambos. Muchos autores proponen que se debería usar el porcentaje de grasa en lugar del IMC, sobre todo cuando se estudie en relación con la enfermedad cardiovascular”, explica Ortega.
Los autores se plantearon si realmente una medida precisa de la grasa corporal sería un predictor más potente de mortalidad por causa cardiovascular que el simple, barato y rápido de medir el IMC. Para sorpresa de muchos, el resultado fue justo lo opuesto: el IMC fue un predictor significativamente más potente que el porcentaje graso en la predicción del riesgo futuro de morir por enfermedad cardiovascular.
El mayor predictor de mortalidad
Es más, incluso cuando el análisis se restringió a la mitad de la muestra (30 000 personas), con estimación de la grasa corporal medida por el método de referencia del pesaje histrostático, un método extremadamente caro y complejo, aun así, el IMC fue el mayor predictor de mortalidad por causa cardiovascular.
¿Cómo es posible que el IMC que consiste en peso (que incluye grasa más musculo) relativo a altura, prediga mejor la enfermedad cardiovascular que indicadores precisos de la cantidad de grasa que tiene una persona?
“Nosotros nos planteamos que una hipótesis posible sería que no solo grandes cantidades de grasa se asocien con mayor riesgo, sino quizás también grandes cantidades de musculo o masa no grasa”, apunta Ortega.
Para ello, los científicos de la UGR testaron esta hipótesis con los datos del presente estudio y se confirmó, lo que explicaría que el IMC, que es la suma de la grasa más el musculo y todo ello relativizado por la altura, sea a nivel epidemiológico el más potente predictor de enfermedad cardiovascular futura que indicadores de la cantidad de grasa de forma aislada. En el estudio, los autores exponen diferentes mecanismos fisiológicos que pueden explicar estos resultados.
Esta investigación ofrece resultados novedosos y casi contradictorios con las creencias existentes, apoya rotundamente el uso del IMC en grandes estudios epidemiológicos, y contribuye a entender mejor lo que es la obesidad y cómo esta se asocia con la enfermedad cardiovascular.
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