Nuevos hallazgos en ratones sobre la influencia de la genética y el medio ambiente en el desarrollo del microbioma intestinal abren la puerta a posibles dietas que puedan modificar la susceptibilidad ante una enfermedad.
La genética y el lugar de nacimiento tienen un importante efecto en el desarrollo del microbioma intestinal, según señalan las conclusiones de un trabajo del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste y del Laboratorio Nacional de Lawrence Berkeley, ambos en Estados Unidos, cuyos resultados se publican en Nature Microbiology.
Los investigadores vincularon genes específicos de ratón con la presencia de vida microbiana en el intestino. Janet Jansson, una de las autoras principales, ha dicho: “Estamos empezando a descubrir la influencia temprana de variables como la dieta, la genética y el medio ambiente”.
Tras investigar más de 50 000 variaciones genéticas en el modelo animal e identificar más de cien fragmentos que afectan a la población microbiana intestinal, descubrieron información genética muy similar a la de genes humanos involucrados en el desarrollo de enfermedades como la artritis, el cáncer de colon, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca y la diabetes.
La presencia de una cepa de Lactobacilus, especialmente presente, se veía por varios genes del huésped y se asoció a niveles más altos de células T auxiliares, según informa Europa Press.
Los resultados refuerzan la posibilidad de que controlar el microbioma intestinal podría influir en el sistema inmunológico y la vulnerabilidad a la enfermedad: “Probablemente, el microbioma desempeña un papel importante en la lucha contra las infecciones”, señala Antoine Snijders, otro de los autores: “El nivel de células T auxiliares en sangre de ratones está determinado por el nivel de Lactobacilus en el intestino”.
Los investigadores estudiaron 30 cepas de roedores, que se alojaron en dos instalaciones con diferentes ambientes durante las primeras cuatro semanas de sus vidas. Se tomaron muestras fecales para determinar su microbioma antes de transferirlos a una tercera instalación.
Los autores hallaron que el microbioma conservó una clara firma microbiana formada en el lugar en el que se criaron los ratones inicialmente, es decir, algo que las científicos han bautizado como su pueblo natal.
Esa huella microbiana pasó a la siguiente generación, algo que sorprendió a los equipos. “El ambiente durante el comienzo de la vida es muy importante. La primera población de microbios procede de la madre y sigue siendo una fuerte influencia para toda la vida”, ha añadido Jian-Hua Mao, también autor del trabajo.
En resumen, el equipo encontró que tanto la genética como el medio ambiente al inicio de la vida desempeñan un papel relevante. También observaron indicios de que cambios moderados en la dieta afectan a la determinación de las funciones microbianas en el intestino.
Los autores creen que los hallazos “podrían tener algunas implicaciones para la salud de las personas. Tal vez podrían diseñarse y optimizarse dietas en función de los genes y su microbioma para mejorar la digestión y para cambiar su susceptibilidad a la enfermedad”, concluye Jansson.
Diciembre 2/2016 (genetica.diariomedico.com) Fuente: Noticias de Salud Al Día
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