junio 2016 Archivos

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Un estudio muestra que el riesgo era un 38 % inferior en aquellas personas que habían tomado mayores cantidades de epicatequina.

Investigadores de la Universidad de Wageningen, en Países Bajos, han demostrado que el consumo regular de la epicatequina, un flavanol muy abundante en el cacao, puede reducir en casi un 40 % el riesgo de mortalidad por enfermedades coronarias. Los resultados se publican en The Journal of Nutrition, la revista de la Sociedad Americana de Nutrición. En concreto los investigadores analizaron la relación de la ingesta de este compuesto en 774 hombres de entre 65 y 84 años a lo largo de 15 años, a partir de su historial dietético, y la mortalidad a 25 años por enfermedad cardiovascular.

El consumo medio de epicatequina se situaba entre los 7,7 y 15,2 miligramos diarios, siendo el cacao una de las principales fuentes. Los resultados obtenidos revelaron que el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria era un 38 % inferior en aquellas personas que habían tomado mayores cantidades de epicatequina en su dieta diaria.

Otro resultado relevante fue que una ingesta mayor de epicatequina se asociaba a una reducción del 46 % en el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular (excepto en personas libres de estas patologías). Asimismo, se vio que el consumo de epicatequina es inversamente proporcional a la mortalidad por enfermedad cardiovascular en hombres de edad avanzada y también por enfermedad coronaria.

“El alto contenido en flavanoles del cacao explica que el consumo de este alimento estimule la producción del óxido nítrico por el endotelio de las arterias, una enzima que dilata los vasos sanguíneos, por lo que mejora la circulación y reduce la presión arterial”, ha explicado Ramón Estruch, presidente del Observatorio del Cacao y consultor senior del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona. Además, al elevar el flujo sanguíneo cerebral mejora las funciones cognitivas y contribuye a aumentar la atención en general, ganando mayor agilidad mental.

El alto contenido en antioxidantes del cacao, así como en fitonutrientes, y su poder antiinflamatorio e hipotensor lo elevan a la categoría de “superalimento”, según este experto, que explica que dicha riqueza en antioxidantes se debe sobre todo a su contenido en compuestos bioactivos como los polifenoles, que poseen también propiedades antiinflamatorias.

El profesor del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Wageningen, Peter Hollman, uno de los autores del estudio, presentó recientemente otro estudio sobre los efectos del cacao sobre la reducción de la presión arterial, la mejora de la función vascular y la reducción a la resistencia a la insulina, que mejoraba debido a las significativas reducciones del nivel de insulina en suero.

También observaron una reducción de las presiones arteriales diastólica y media, además de cambios significativos en las concentraciones plasmáticas del colesterol HDL y LDL.

Junio 28/ 2016 (JANO) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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La científica de la Universidad Nacional de Cuyo y el Conicet, María Teresa Damiani, dedicó años de investigación a encontrar una solución a una de las causas de infertilidad más frecuentes en las mujeres en el mundo: la bacteria clamidia, que se contagia principalmente por transmisión sexual, al igual que el virus del papiloma humano (HPV).

Generalmente, las bacterias no se alojan en las células como los virus, pero el caso de la Chlamydia trachomatis es una excepción. Esto hace que sea más complicado tratarla, porque los antibióticos no son eficientes. En Estados Unidos, a pesar de todos los controles y del tipo de prevención que se hace, consideran que –estadísticamente– una de cada tres mujeres que llegó a la edad adulta tuvo contacto con la bacteria en algún momento de su vida.

La Chlamydia tiene “predilección” por mujeres en el período fértil y una de las consecuencias de esta infección, (una vez que se hace crónica y no es tratada), es la infertilidad femenina. En las últimas investigaciones, según aseguró Damiani, esta bacteria aparece relacionada con enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, que se pensaba que eran de naturaleza autoinmune.

Lo que la investigadora y su equipo intentan es reponer el funcionamiento celular que ha sido alterado por la clamidia. Al alojarse dentro de la célula, la única forma que la bacteria tiene de nutrirse es tomando los nutrientes celulares. Normalmente, en la célula hay unas vías que son biosintéticas, en las que se sintetizan las proteínas, las glucoproteínas, los lípidos y todos los compuestos que le hacen falta y necesita. Una vez que salen de esa maquinaria de biosíntesis, la bacteria, en vez de dejar que vayan a la membrana plasmática y sean liberados, hace que vayan hacia una vesícula (como una “bolsita”, según ejemplifica Damiani) que forma la misma bacteria para alimentarse.

La propuesta de los investigadores es, entonces, inhibir esa vía de señalización que la bacteria altera, así la célula puede seguir funcionando en forma normal. Por eso la investigación trabaja en establecer una terapia anti-clamidial, porque no es un antibiótico sino un fármaco que podría acompañar a un antibiótico y para el caso de la clamidia es importante cuando las enfermedades son crónicas, porque es entonces cuando el daño que se genera es irreversible.

La bacteria también afecta a los hombres, pero en ellos se manifiesta en síntomas; por ejemplo, se produce un dolor al orinar. Entonces es más fácil que se den cuenta, consulten y los mediquen. En las mujeres es una “enfermedad silente”, lo cual lo hace más grave. Damiani explicó a Argentina Investiga que, al ser un patógeno exclusivamente humano y no poder vivir fuera de una célula, el nivel de transmisión entre humanos es muy grande y eso hace que la bacteria sobreviva en forma muy eficiente.

Asimismo, Damiani explicó que, aunque ellos estudian particularmente la Chlamydia trachomatis, lo que aprendan es trasladable a otras especies de la bacteria, que causan enfermedades como la neumonía. La forma más eficiente de encontrarla es buscando su ADN, cosa que –asegura la investigadora– no es tan complicada, pero necesita de una política de salud pública. En este sentido, relató que hubo un tiempo en el que investigaron junto al Hospital Central y descubrieron que aproximadamente el veinte por ciento de las mujeres en Mendoza ha tenido contacto con la clamidia.

También es importante destacar que, como la bacteria es un parásito y vive de la célula no la mata, sino que la altera. Además, el medicamento que proponen como complementario a los antibióticos se comercializa como antitumoral.

Damiani es farmacéutica, doctora en Bioquímica y especialista en docencia universitaria. Además, hace una especialización en Gestión de las Instituciones en Buenos Aires y es profesora titular en el área de Química Biológica en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO. Su especialidad es la interacción microbio-célula infectada, desde las perspectivas molecular y celular. Su grupo de investigación, que trabaja desde 2007, está integrado también por Anahí Capmany, Natalia Leiva, Diego Sánchez y Julián Gambarte. El equipo tiene vínculos con distintos laboratorios internacionales, principalmente con el Instituto Curie de París, Francia.

Junio 28/2016 (DiCYT) Fuente: Noticias de Salud Al Día