Curiosidades de la medicina

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El cuerpo humano tiene suficiente grasa como para hacer 7 pastillas de jabón, hierro para hacer un clavo pequeño, potasio para disparar un cañón de juguete, azúcar para llenar una jarra pequeña, azúfre para limpiar un perro de pulgas y cal para blanquear un pequeño gallinero.

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En la antigua Babilonia no existían los médicos y los enfermos se exhibían en la plaza del mercado para que la gente que pasase les aconsejara lo que tenían que hacer para curarse

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De como un analfabeto medica y científicamente hablando, se convirtió en toda una eminencia y padre de la bacteriología.

Tal y como explicamos en la cabecera, esta sección mostrará aspectos curiosos relacionados con la historia de la medicina, por lo que cada artículo irá en esa línea, y como decía aquel «valga como muestra un botón». Veamos un ejemplo de ello de manera breve y concisa.
Anthony van Leeuwenhoek (1632-1723), comerciante y fabricante holandés de microscopios de Delft, sin instrucción alguna o muy escasa, fue pionero en descubrimientos sobre protozoos, glóbulos rojos, sistemas capilares, etc. Leeuwenhoek construyó a modo de entretenimiento diminutas lentes biconvexas montadas sobre platinas de latón que sostenía muy cerca del ojo.
Sus lentes podían observar objetos que, montados sobre la cabeza de un alfiler, ampliaba hasta trescientas veces, potencia que excedía con mucho la de los primeros microscopios de lentes múltiples.
Con su ingenio, en 1668, fue capaz de confirmar y desarrollar el descubrimiento de la red de capilares del fisiólogo italiano Marcello Malpighi. Demostró cómo circulaban los glóbulos rojos por la oreja de un conejo y por la membrana interdigital de la pata de una rana. Más tarde en 1674 realizó la primera descripción precisa de los glóbulos rojos de la sangre. En su afán de conocimiento y llevado por su curiosidad, en 1675, colocó una gota de lluvia en uno de sus microscopios y detecto, seguramente sorprendido o incluso asustado, miles de diminutos seres vivos agitándose en ella. Leeuwenhoek llamo a estos «pequeños monstruos», animálculos, conocidos hoy como protozoos y bacterias.
Luego procedió a examinar la actividad microscópica de su saliva y de sus heces, y así, como aquel que no quiere la cosa, sin proponérselo, inventó la disciplina de la bacteriología. Por supuesto, como todo pionero, y especialmente en aquella época donde todavía quedaban restos del oscurantismo de tiempos pasados, se tuvo que enfrentar a teorías y creencias, que por aquel entonces estaban en vigor, como la de la generación espontánea. Con sus estudios pudo demostrar que las pulgas, los gorgojos o los mejillones no surgían espontáneamente a partir de granos de arena o de trigo, sino que se desarrollaban a partir de huevos diminutos. También examinó plantas y tejidos musculares y describió tres tipos de bacterias: bacilos, cocos y espirilos.
Por retraerle algo, podemos decir que, al mantener en secreto el arte de construir sus lentes, no se realizaron nuevas observaciones de bacterias hasta que se desarrollo el microscopio compuesto en el siglo XIX.
Pero gracias a sus méritos y como reconocimiento a sus descubrimientos, fue nombrado miembro de la Royal Society de Londres.
Así es que, un analfabeto medica y científicamente hablando, claro está, se convirtió en toda una eminencia y padre de la bacteriología.

Fuente:http://www.elalmanaque.com/medicina/curiosidades/curiosidades.htm

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Tierra del Nilo.

Dependiendo del lugar y de la época histórica, la humanidad ha buscado según las capacidades del momento, la posibilidad de curar los males que le han aquejado. Evidentemente al principio de los tiempos la solución la debían encontrar en lo más cotidiano, accesible y natural posible. Un ejemplo de esto lo tenemos en los egipcios. Ellos emplearon algo que tenían muy al alcance, y lo supieron utilizar como «curalotodo»: la tierra del Nilo.
Nadie puede negar que la historia de Egipto siempre ha tenido como claro protagonista al río Nilo. Sus caudalosas aguas han sido fuente de vida, han contribuido a la formación de sus ritos y tradiciones, han regado sus campos y, como no, también han servido para curar sus males.
Eso es así porque el lodo que se extraía de sus márgenes era un gran medicamento con mucho potencial. Algunas de las aplicaciones terapéuticas del barro del Nilo se aplicaban externamente a manera de emplastos. Estas cataplasmas se empleaban para curar toda clase de afecciones de la piel, desde las picaduras de los insectos hasta la urticaria.
También el agua de barro, o el mismo barro en polvo, se utilizaba por vía interna para tratar enfermedades infecciosas y del aparato digestivo. Tanta confianza se tenía en la tierra del Nilo que, incluso en épocas difíciles, se tomaba como complemento mineral.
Lo cierto es que desde entonces son muchas las primaveras que han pasado y, a pesar de ello, hoy en día aún se siguen practicando curas con arcilla. Podemos dar las gracias a los egipcios por ser los pioneros en el uso del barro, de la tierra o de la arcilla, para usos médicos.
Fuente: http://www.elalmanaque.com/medicina/curiosidades/curiosidades.htm

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Por contradictorio que parezca, los tratamientos que reciben los pacientes siguen siendo una de las primeras y principales causas de ingreso en una unidad de cuidados intensivos.
Un estudio del Archives of Internal Medicine realizado a 623 pacientes que habían sido ingresados en la UCI de un hospital general francés, demostró que en el 10,9% de los casos la causa del ingreso fue por el tratamiento recibido para su dolencia.
Así es que, 41 de ellos ingresaron en la unidad debido a los efectos secundarios de los fármacos consumidos para su dolencia; 12 más, por actos médicos y 15 por intervenciones quirúrgicas.
Los resultados son muy parecidos a los que se produjeron hace ya 25 años en un trabajo similar, lo que nos demuestra que en esta área de la medicina no se avanza lo suficiente.
La mejora de los sistemas de diagnóstico, de cuidado de los pacientes y de profilaxis podría lograr que estas cifras se redujesen,… por supuesto con el «permiso» de los doctores.
Fuente: http://www.elalmanaque.com/medicina/curiosidades/curiosidades.htm

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