Tras una lesión, la parte final de los nervios periféricos experimenta un proceso biológico especializado con el objetivo de crear las condiciones adecuadas para su regeneración. La reparación espontánea de los nervios periféricos es posible gracias a un tipo especial de células, las células de Schwann, que envuelven las fibras nerviosas con una capa aislante, la mielina. Esta capa grasa protege los nervios y aumenta considerablemente la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos.
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