Frases célebres de la medicina y la vida

Jorge Luis Borges

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciendose a ellos.

José Martí

La verdadera medicina es la que previene.
Es una manera de honrarse, y no la menos generosa, honrar a los demás.
Ejemplo de novicios, báculo de principiantes, orgullo de la patria, y motivo de culto y veneración; Tanto es, y aun esto es poco, la canosa ancianidad.
La única verdad de esta vida, la única fuerza, es el amor. En él está la salvación, y en él está el mundo…
El que ama es oro. Que el amor sea la moda. Que se marque al que no ama para que la pena lo convierta…
Si yo odiara a alguien, me odiaría por ello a mí mismo…
El alma ha de quemar, para que la mano pinte bien…
El arrepentimiento es un modo de entrar en la virtud…
La libertad no es una bandera a cuya sombra los vencedores devoran a los vencidos y los abruman con su incansable rencor: la libertad es una loca robusta que tiene un padre, el mas dulce de los padres, el amor, y una madre, la mas rica de las madres, la paz…
La alabanza justa regocija al hombre bueno, y molesta al envidioso…
La tolerancia en la paz es tan grandiosa como el heroísmo en la guerra…
Emplearse en lo estéril cuando se puede hacer lo útil; ocuparse en lo fácil cuando se tienen bríos para intentar lo difícil, es despojar de su dignidad al talento
No hay tierra, por rica que sea, que no mejore con el abono, ni alma que no se sazone con la vida, ni inteligencia que no crezca con el cultivo y con el ejercicio…
Los pueblos, como los médicos, han de preferir prever la enfermedad, o curarla en sus raíces, a dejar que florezca en toda su pujanza, para combatir el mal desenvuelto por su propia culpa, con medios sangrientos y desesperados…

Lister

Para el médico no hay más que una sola regla, ponerse en el lugar del paciente.

Luis Pasteur

No os dejéis dominar por un estéril escepticismo. Que no os desaliente la tristeza de ciertas horas que proyectan como una sombra sobre las naciones. Vivid en la serena paz de los laboratorios y las bibliotecas. Preguntad ante todo: ¿Qué he hecho por ilustrarme? Y cuando hayáis adelantado en vuestro camino, interrogaos nuevamente: ¿Qué he hecho por mi patria? Hasta el día en que podáis sentir la dicha infinita de pensar que habéis contribuido en algo al progreso y al bien de la humanidad.

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