El proceso para reparar completamente los daños en la central nuclear de Fukushima y clausurar sus dañados reactores puede tardar años. Años en los que decenas de trabajadores japoneses pasarán por la zona con importantes riesgos para la salud.
Por eso, expertos japoneses recomiendan esta semana en la revista The Lancet (doi:10.1016/S0140-6736(11)60519-9) estar preparados para el futuro congelando muestras de la médula sana de estos trabajadores por si fuesen necesarias en el futuro.
Las células del organismo que más rápido se dividen, como las hematopoyéticas ubicadas en la médula ósea o las que hay en el tracto digestivo, son también las que resultan más afectadas por la exposición del organismo a las radiaciones.
Como recuerdan en la revista británica Tetsuya Tanimoto y otros colegas de la Fundación Japonesa del Cáncer, en pasados desastres nucleares los daños sufridos por algunos individuos se han paliado con un trasplante de médula procedente de un donante.
Sin embargo, sugieren, antes de tener que lamentar daños, que las autoridades japonesas deberían ser precavidas y almacenar muestras de la médula de los trabajadores que participen en las tareas de limpieza de la zona, para un posible autotrasplante de células de la médula.
A diferencia de un donante, explican, disponer de este material congelado, permitiría actuar rápidamente en caso de que alguno de los empleados resulte afectado por las radiaciones (hasta ahora asegura que tres trabajadores han sido expuestos accidentalmente a altas dosis de radiactividad por contacto con agua contaminada).
Además, al tratarse de sus propias células, subrayan, se reduce uno de los principales riesgos del trasplante de médula (el rechazo, denominado enfermedad de injerto contra huésped), se agilizarían los trámites (sin tener que esperar a la aparición de un donante compatible) y se aceleraría la repoblación de su sistema sanguíneo con células propias, conservadas y congeladas previamente a cualquier posible contaminación.
A pesar de esta propuesta, los autores señalan que la Comisión para la Seguridad Nuclear de Japón (un panel de expertos que asesora al Gobierno) ha considerado que no hay necesidad por el momento de recolectar y almacenar muestras de células sanguíneas de la médula ósea del personal de la central.
Sin embargo, sostienen, el peligro de exposición accidental a la radiación no ha pasado ni mucho menos, y es previsible que los trabajos de descontaminación de la zona se prolonguen durante años. Por eso, insisten, en que la mejor defensa de la industria nuclear japonesa es seguir protegiendo la salud de los trabajadores.
«Almacenar sus células es de vital importancia y el criterio para valorar esta medida no puede hacerse desde el punto de vista de coste-beneficio en términos ordinarios».
Madrid, abril 18/2011(Intramed)
Tetsuya Tanimoto, Naoyuki Uchida, Yuko Kodama , Takanori Teshima , Shuichi Taniguchi. Safety of workers at the Fukushima Daiichi nuclear power plant. The Lancet, pulicado abril 18/2011.