2016 Archivos

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Los países en los que más se ha extendido el consumo de anticonceptivos orales son los que han experimentado una mayor reducción de la tasa de mortalidad por cáncer de ovario, según confirma un nuevo estudio.

Los fallecimientos por cáncer de ovario han descendido en todo el mundo entre 2002 y 2012 y se prevé que esta tendencia se mantenga en Estados Unidos, la Unión Europea y, aunque en menor medida, en Japón, según un estudio que se publica en Annals of Oncology.

Los responsables de la investigación, dirigida por Carlo La Vecchia, de la Universidad de Milán, han comprobado que la principal razón de ese declive es el uso de anticonceptivos orales. También ha influido la menor utilización de la terapia hormonal sustitutiva para controlar los síntomas de la menopausia, así como las mejoras diagnósticas y terapéuticas en este tipo de tumores.

El análisis, basado en los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre fallecimientos por cáncer de ovario desde 1970, revela que las tasas de mortalidad por este motivo han descendido en torno a un 10 % en 28 países europeos entre 2002 y 2012, pasando de una tasa global de 5,76 por 100.000 mujeres a 5,19,

En Estados Unidos la reducción fue incluso superior, con una caída del 16 %, que supone saltar de una tasa de mortalidad de 5,76 a 4,85 por 100.000 mujeres durante el mismo periodo de tiempo. En Japón, que partía de una tasa inferior, la reducción fue del 2 %, pasando de 3,3 a 3,28 por 100.000. Los mayores descensos se registraron en Australia y Nueva Zelanda.

Gran variabilidad

Los autores han observado una gran variabilidad entre los distintos países. Por ejemplo, el descenso fue del 28 % en Estonia, frente a sólo un 0,6 % en Hungría. Bulgaria es el único país europeo en el que se produjo un aumento.

La Vecchia ha destacado que “todavía hay diferencias notables entre países como Gran Bretaña, Suecia y Dinamarca, en los que las mujeres empezaron a tomar anticonceptivos orales antes -a partir de los años 60- y países del este y el sur de Europa, como España, Italia y Grecia, donde el uso de estos fármacos se inició mucho más tarde y de forma menos extendida”.

En España el descenso de la mortalidad por cáncer de ovario ha sido muy reducido, del 3,9 al 3,7 por 100 000 mujeres. “Posiblemente, debido a que las mujeres de mediana edad o mayores recurrieron en menor medida a la anticoncepción oral en su juventud”, concluye La Vecchia.

Los investigadores predicen una reducción del 15 % en Estados Unidos y del 10 % en la Unión Europea y Japón de aquí a 2020.

Septiembre 07/ 2016 (Diario Médico)

Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Uno de los principales motivos del alto consumo de sal entre los mexicanos, es que no existe una cultura de revisión de los alimentos, toda vez que la mayoría de los consumidores desconocen los altos niveles de sal que se encuentran en ciertos productos.

De acuerdo con la especialista en obesidad, comorbilidades y nutriología, Patricia Mehner Karam, al momento de consumir productos como conservas, enlatados, alimentos en salmuera, embutidos, entre otros, la gente no revisa la cantidad de sodio que contienen.

En entrevista con Notimex, refirió que a esto se suman los malos hábitos alimenticios y la falta de cultura nutricional de la población mexicana, toda vez que el consumo promedio de sal es de alrededor de 3.700 gramos al día.

“Esta cifra es alarmante, ya que el consumo promedio recomendado por la OMS se ubica en los 2 300 gramos de sodio al día, lo que equivale a una cucharada de sal de mesa de cinco gramos”, advirtió.

La mayor presencia de sodio se observa en los productos industrializados y al día de hoy se mantienen presentes en la dieta de todos, por lo que es recomendable llevar a cabo un conteo del sodio para tener un límite saludable, señaló Mehner Karam.

Por ello, dijo que la educación de la población, las medidas de prevención en las instituciones de salud y normas para un correcto etiquetado, otorgan herramientas a los consumidores para saber leer las cantidades que se están comiendo en cada producto.

“Con la incorporación de la pilas nutrimentales que se encuentran en las partes frontales de los productos, se permite una correcta lectura de lo que consumimos, y con ello puede prevenirse la obesidad, diabetes, dislipidemia e hipertensión, que son las cuatro comorbilidades más comunes en México y el mundo”, anotó.

Y es que la acumulación de sodio en el cuerpo favorece la presencia de afecciones como la hipertensión, insuficiencia renal y obesidad, las principales causas de consulta en las clínicas del país, resaltó.

No obstante, alertó que por el contrario, un consumo bajo de sal puede ocasionar sobre todo en personas de edad avanzada desorientación, entre otras afecciones, por lo que debe mantenerse un equilibrio o control en este consumo.

Mehner Karam destacó que el sodio es un mineral necesario para el organismo que cumple funciones específicas y, de existir un consumo saludable permite llevar a cabo un proceso de autorregulación llamado homeostasis, el cual es benéfico para regular el metabolismo.

Y aunque lo recomendable es disminuir la sal en los alimentos, para tener los niveles ideales en el metabolismo es recomendable aportar más potasio, calcio y magnesio a nuestra dieta, lo cual puede permitir la prevención o reducción de comorbilidades en la población sin necesidad de medicamentos.

Septiembre 08/ 2016 (Notimex).- Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2016. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. Fuente: Noticias de Salud Al día

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Las mujeres embarazadas que toman paracetamol podrían aumentar el riesgo de que su hijo desarrolle problemas de conducta, como trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH).

Un estudio británico a largo plazo ha analizado datos de 7 796 madres que se inscribieron en el mismo en los años 1991 y 1992. Unos cuestionarios evaluaron el uso de paracetamol de las mujeres a las 18 y 32 semanas de embarazo, y una vez más cuando sus hijos tenían 5 años. Un cuestionario de seguimiento (Strengths and Difficulties Questionnaire) evaluó los problemas conductuales en los niños, según los informes de las madres cuando sus hijos tenían 7 años.

Un 53 % de las mujeres comunicaron haber tomado paracetamol a las 18 semanas de embarazo, y un 42 %, a las 32 semanas. Un 5 % de los niños desarrollaron problemas de conducta, un porcentaje similar al estimado por el servicio nacional de salud de que un 2-5 % de niños británicos en edad escolar padecen TDAH, pero muy inferior al 11 % que se reporta en Estados Unidos.

En el estudio que publicado en JAMA Pediatrics, tomar paracetamol entre las semanas 18 y 32 de embarazo se asoció con un aumento del 42 % en el riesgo de problemas de conducta en los niños, y en un incremento del 31 % en el riesgo de TDAH. También se observó un aumento del 29 % en el riesgo de problemas emocionales y del 46 % en el riesgo de dificultades conductuales generales en los hijos de las mujeres que tomaron paracetamol a las 32 semanas.

Aunque lo consideran seguro en el embarazo, los investigadores especularon que el paracetamol podría afectar el desarrollo del cerebro del feto al alterar los niveles hormonales de la madre, o al cruzar la barrera de la placenta y afectar al niño aún no nacido de forma directa.

Septiembre 12/ 2016 (Neurología) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Una investigación internacional ha analizado los riesgos de mortalidad de los bebés en los embarazos gemelares en función de la edad gestacional.Según los datos recogidos en este estudio, publicado en la revista British Medical Journal,  el parto debería adelantarse a la semana 37 para reducir al mínimo la mortalidad intrauterina y neonatal. El trabajo no encuentra evidencias para indicar el fin de la gestación antes de la semana 36.

El riesgo de muerte fetal intrauterina es mayor en embarazos múltiples que en embarazos de un único feto. Con frecuencia, el momento del parto en los embarazos gemelares sin complicaciones se adelanta con el objetivo de prevenir esta mortalidad fetal intrauterina. A pesar de esta práctica habitual, no se conoce con certeza cuál es la edad gestacional óptima a la que se debe inducir el parto con el objetivo de minimizar los riesgos para la madre y para los recién nacidos.

Las recomendaciones actuales varían, oscilando entre las semanas 34 y 37 para el caso de embarazos monocoriales (ambos fetos comparten la misma placenta) y desde la semana 37 a la 39 en los embarazos bicoriales (dos placentas).

El parto en los embarazos gemelares sin complicaciones se suele adelantar para prevenir la mortalidad fetal intrauterina

Un nuevo trabajo internacional publicado en la revista British Medical Journal  ha concluido que el parto debería adelantarse a la semana 37 para reducir al mínimo la mortalidad intrauterina y neonatal. En este estudio participan Javier Zamora y David Arroyo, investigadores del IRYCIS del grupo de la Unidad de Bioestadística Clínica del Hospital Universitario Ramón y Cajal y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).

Diez años de estudios bajo la lupa

Los científicos analizaron los resultados de 32 estudios, realizados en los últimos 10 años, que incluyeron mujeres con embarazos no complicados de gemelos y en los que se comunicaban resultados de mortalidad intrauterina y neonatal (que ocurre en los primeros 28 días tras el parto) para diversas edades gestacionales posteriores a la semana 34.

En conjunto, los estudios incluyeron 35 171 embarazos de gemelos (29 685 bicoriales y 5 486 monocoriales). Con la intención de minimizar los sesgos del estudio, los investigadores analizaron cuidadosamente tanto el diseño de los estudios incluidos en la revisión sistemática como su calidad metodológica y el riesgo de proporcionar resultados poco fiables.

Los resultados para los embarazos bicoriales mostraron que el riesgo de muerte fetal intrauterina se equilibraba con el riesgo de muerte neonatal hasta la semana 37 de gestación. Sin embargo, retrasar el parto una semana adicional (semana 38) producía en promedio 8,8 muertes por cada 1.000 embarazos por el incremento en el riesgo de muerte fetal intrauterina.

En los embarazos monocoriales, el riesgo de muerte fetal parece ser mayor que el de la muerte del neonato tras el parto más allá de la semana 36 de gestación. Sin embargo, el menor número de embarazos recogidos de este grupo impiden hacer una recomendación firme sobre el momento óptimo del parto electivo en este grupo de embarazos monocoriónicos.

En las mujeres con embarazos de mellizos, el parto se debe considerar en la semana 37 de gestación

Las tasas de morbilidad neonatal (incluyendo el síndrome de dificultad respiratoria, septicemia o convulsiones neonatales) y el ingreso en unidades de cuidados intensivos neonatales se redujo de forma consistente con el aumento de la edad gestacional en ambos grupos.

No antes de la semana 36

Teniendo en cuenta estos cálculos, los investigadores indican que, en las mujeres con embarazos bicoriales, el parto se debe considerar en la semana 37 de gestación para prevenir las muertes intrauterinas. En los embarazos gemelares monocoriales, “no hay evidencia que apoye la decisión de adelantar de forma rutinaria el parto electivo antes de la semana 36”.

Los autores señalan que el riesgo real de muerte fetal intrauterina al final del embarazo “podría ser superior a las estimaciones calculadas en el trabajo debido a las prácticas de planificación del momento del parto aplicadas a los embarazos múltiples”. En conclusión de los autores, “el estudio proporciona una revisión exhaustiva de las estimaciones que comparan el riesgo de muerte fetal y la mortalidad neonatal en diferentes edades gestacionales, información necesaria para la planificación del parto de los embarazos de gemelos sin complicaciones”.

Esta información, concluyen los autores, “complementará los continuos esfuerzos nacionales e internacionales orientados a reducir las tasas de muerte fetal y las complicaciones neonatales inesperadas en los bebés nacidos prematuramente”.

Septiembre 10/2016 (SINC) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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El cáncer de cuello uterino, está fuertemente asociado con la infección por el virus del papiloma humano (HPV), que es de alto riesgo oncológico. Existen estudios sencillos para su detección, que consisten principalmente en el raspado de la abertura del cuello uterino para el análisis de las células. Sin embargo, esta práctica, que corresponde al ámbito de la citología, no ha tenido gran impacto en la meta de disminuir las tasas de incidencia y mortalidad de este tipo de cáncer, que aún se mantienen altas en la región y, desgraciadamente, en algunas zonas tiende a aumentar, circunstancia de la que Argentina no está excluida.

El 50 % de las pacientes que presentan cáncer de cuello de útero nunca se hicieron un examen; el 25 %, se realizó el último en un plazo previo de cinco años; el 10 %, presentaba exámenes con resultados falsos negativos (el estudio citológico posee una precisión y certeza limitada); y un 15 %, fueron perdidas en el seguimiento o tuvieron un manejo diagnóstico terapéutico equivocado.

A esta realidad se le agrega el gran aumento de los casos de infección por HPV. Para mejorar estas cifras y lograr disminuir la incidencia de la enfermedad y su mortalidad, se deberá asegurar el acceso y cumplimiento de lo que los especialistas denominamos “catastro citológico” (la realización de papanicolaou), así como su frecuencia sostenida en el tiempo.

La disponibilidad de nuevas técnicas moleculares para las pruebas de detección de lesiones precancerosas y la existencia de vacunas altamente eficaces que previenen casi todas las lesiones relacionadas con los virus que representan alto riesgo de desarrollar cáncer (como los tipos 16 y 18 de HPV), en mujeres no expuestas previamente, disminuirán en los próximos años las enfermedades relacionadas con esta infección.

El virus de papiloma humano está vinculado con el desarrollo de cáncer de cuello uterino y de otros tipos (de vagina, vulva, ano, pene, boca, lengua, faringe y laringe).

Sin embargo, es importante tener en cuenta que es causa necesaria, pero no suficiente para el desarrollo del cáncer cervical. Para entender el porqué de esta afirmación, es necesario saber que no todos los tipos de HPV son capaces de llevar a la malignización de los epitelios, que son las células que forman la capa externa de las mucosas. Solo los pertenecientes al grupo de alto riesgo producen los cambios necesarios para generar cáncer y se destacan, más frecuentemente, los tipos 16, 18, 45, 33 y 31. De todas maneras, intervienen otros factores que incluyen al paciente y el tiempo.

Estadísticas

Alrededor del 70 % de las personas sexualmente activas tendrán contacto con el virus del papiloma humano en algún momento de la vida. La infección se adquiere a través de relaciones sexuales con parejas infectadas, con un pico casos en el segmento de edad que va entre los 19 y 29 años, que es, también, la época de mayor actividad sexual.

Distintas investigaciones determinaron que al año del debut sexual el 40 % de las personas presentará una infección por HPV, cifra que aumenta al 60 % a los dos años. El 80 % de las infecciones –inclusive las producidas por los virus más agresivos– son transitorias, es decir, son controladas por el sistema inmune y se hacen indetectables en aproximadamente uno a dos años, por lo que la sola presencia del HPV no desencadena la transformación maligna del epitelio, esto es: una infección no genera siempre un cáncer de cuello uterino.

La detección de lesiones por HPV transitorias desencadenan ansiedad y el temor a sufrir cáncer –además de implicar el estigma de una enfermedad de trasmisión sexual–, por lo que muchas organizaciones internacionales aconsejan comenzar el control citológico (PAP) a partir de los 21 años, para evitar la ansiedad de recibir un informe patológico de una infección que en la mayoría de los caos no será definitiva y no tendrá consecuencias futuras para la portadora.

Se estima que el tiempo necesario para progresar a la malignidad, en caso de permanecer sin tratamiento, es de 10 a 20 años de iniciada la infección.

La mayor incidencia de las lesiones precancerosas ocurre aproximadamente entre los 30 y los 40 años y la del cáncer de cuello cerca de una década después. Es por ello que los programas de detección (tamizaje) están dirigidos a mujeres a partir de entre 25 y 30 años, con el fin de identificar aquellas portadoras de lesiones precursoras.

Sin embargo, no sólo la infección y persistencia por un virus de alto riesgo son elementos suficientes para la transformación maligna, es necesario que se produzcan varios eventos, como actividad sexual sin protección con numerosas parejas, baja inmunidad (la sufren algunas personas en proceso de trasplante de órganos, portadores de VIH, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, o quienes tienen predisposición genética o mala nutrición), fumar cigarrillos y –aunque es materia de cuestionamientos– se considera como factor de riesgo a la toma de anticonceptivos orales.

La vida moderna lleva sobre todo a la gente joven a una actividad diaria desordenada, incluyendo el mal hábito alimentario, por lo que siempre es aconsejable mejorar la alimentación, para hacerla lo más saludable y completa posible, con suplementos recomendados por su médico que apoyen un estímulo inmunológico para la salud cervical.

La detección precoz es clave, por lo que se recomienda comenzar a realizarse los estudios diagnósticos a los 21 años –sin importar la edad del inicio de la actividad sexual ni otros factores de riesgo– y dejar de someterse a ellos a los 65 años, si nunca tuvo antecedentes de infección por HPV. Con una frecuencia de tres años si no se presentan factores de riesgo y los tres últimos controles anuales son negativos. En casos especiales, se necesitará determinar la presencia del virus por técnicas moleculares y para ellos valorar la existencia de los virus de alto riesgo de producir transformación maligna (test de genotipificación de HPV).

Pero todos los esfuerzos deben enfocarse en la educación sexual temprana de niños y adolescentes y la vacunación universal del HPV para ambos sexos.

Esta conducta es segura, eficaz y, cuando es usada en los adolescentes antes del inicio de las relaciones sexuales, ha demostrado que su efectividad determina que los beneficios sean mayores que los costos.

 El hombre del estudio

El médico griego Georgios N. Papanikolaou –o George Papanicolaou–, quien falleció en 1962, es célebre por haber desarrollado una prueba para la detección temprana de cáncer en el cuello uterino, hoy llamada “prueba de Papanicolaou o PAP”. Por ello se lo considera pionero en citología.

HPV y cáncer

En la década de 1970, el médico alemán Harald Zur Hausen descubrió la relación existente entre el virus del papiloma humano (VPH o HPV) y el cáncer de cuello de útero, trabajo que al científico le valió el Premio Nobel de Medicina 2008.

Alternativas de prevención

Actualmente, existe la posibilidad de reducir el número de casos de cáncer gracias a la vacunación. La vacuna ha sido estudiada y probada en varios estudios, en diferentes países, y con más de 150 millones de dosis colocadas en todo el mundo. Desde hace más de 10 años, principalmente en los países industrializados, su seguridad y eficacia está garantizada. En Australia, por ejemplo, la vacunación contra el virus del papiloma humano se ha llevado a cabo en los centros escolares, y más de 70 % de esta población ha sido protegida de esta infección. Allí, hay claras evidencias de su efectividad: el número de verrugas anogenitales (una de las consecuencias de infección por HPV) disminuyó en un 90 %.

Por otro lado, el adolescente debe tener una educación sexual permanente y desde temprana edad, además de un acceso apropiado al cuidado de su salud.

Septiembre 13/2016 (Mirada profesional) Fuente: Noticias de Salud Al día

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26-09-16

Programa Científico del XVI Congreso de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología

Ponemos a su disposición el Programa científico final de nuestro evento. Le sugerimos descargarlo por partes (por su volumen, se halla dividido en dos partes).

Programa (1ra. parte) [Página 1 a la 78)

Programa (2da. parte- continuación y final) [Págs. 79 al final]

 

Junta de Gobierno de la SCOG