2016 Archivos

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El consumo de alcohol, la dieta, el peso y el estrés psicológico de los papás aumentan el riesgo de malformaciones genéticas en sus hijos, sugiere un estudio del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, DC. El estudio, publicado en la American Journal of Stem Cells, señaló que es posible la presencia de estas condiciones por los cambios en la expresión genética y la respuesta celular que puede ocurrir como resultado de dichos factores. Los investigadores, que analizaron la asociación entre papás y las alteraciones genéticas hereditarias tanto en humanos como en animales, concluyeron que estas malformaciones se pueden heredar por generaciones, proceso conocido como epigenética. La principal investigadora del estudio y profesora de la Universidad de Georgetown en Washington, DC, Joanna Kitlinska y sus colegas identificaron diversos factores paternos que pueden influir en el desarrollo de los hijos. El análisis encontró evidencias de que los papás de mayor edad son más propensos a tener hijos que desarrollen malformaciones genéticas, autismo o esquizofrenia.
Otros estudios examinados por el equipo sugieren que el consumo de alcohol de un papá puede estar asociado con un bajo peso al nacer de los hijos, así como una microcefalia y disfunción cognitiva.
También detectó que la obesidad paterna se asoció con la misma situación en sus hijos, así como con células grasas más grandes, cambios en la regulación metabólica, diabetes y desarrollo de cáncer cerebral. Otro resultado, que los investigadores hallaron, es que el estrés psicológico del papá puede incrementar el riesgo de que los hijos presenten disfunciones conductuales. Mientras que una dieta limitada, previa a la adolescencia entre los papás, reduce el riesgo de que sus hijos y nietos mueran por enfermedades cardiovasculares. La edad, el estilo de vida y la exposición ambiental de un papá también pueden influir en el desarrollo de sus hijos, e incluso de sus nietos, aseguró Kitlinska y sus colegas. La académica consideró que este creciente conocimiento sobre la epigenética paterna se debería traducir en recomendaciones clínicas para el estilo de vida y otros factores modificables en los papás.
“Para realmente entender las influencias epigenéticas de un niño, debemos estudiar la relación entre los efectos maternos y paternos, en vez de considerar cada uno por separado”, mencionó la especialista. La investigadora subrayó que el ambiente nutricional, hormonal y psicológico provisto por la madre altera de manera permanente la estructura de los órganos, la respuesta celular y la expresión genética de los hijos. “Sin embargo, nuestro estudio muestra que lo mismo sucede con los papás: su estilo de vida y edad se puede reflejar en moléculas que controlan la función genética. De esta forma, un papá puede afectar no solo a sus hijos, sino también a futuras generaciones”, aseguró.

Junio 9/2016 (Notimex)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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El régimen mediterráneo, que tiene fama de ser bueno para el corazón, no engorda e influye tan poco en el peso como un régimen pobre en grasas, según un estudio que relanza el debate sobre la pertinencia de recomendaciones tendentes a reducir el consumo de grasas. Cuando desde hace años los lípidos son culpados de la epidemia de obesidad que afecta al planeta, un equipo de científicos ha querido comprobar el efecto de un régimen mediterráneo “a voluntad”, es decir, sin restricciones en el plano de las calorías.
Han estudiado entre 2003 y 2010 a cerca de 7500 españoles mayores de 55 años repartidos en tres grupos, uno invitado a utilizar aceite de oliva a voluntad, otro a consumir nueces a voluntad y un tercero que debía reducir su consumo de grasas. Todos los participantes presentaban riesgo cardiovascular y diabetes, y un 90 % eran obesos o tenían sobrepeso. Al cabo de cinco años, la parte de los lípidos en la alimentación había bajado del 40 al 37,4 % en el grupo sometido al régimen pobre en grasas y aumentó ligeramente
en los otros dos grupos (del 40 al 41,8 % en el grupo del aceite de oliva y del 40,4 % al 42,2 % en el grupo de las nueces). Al mismo tiempo, todos los participantes habían bajado un poco de peso, 800 g de media en el grupo del aceite de oliva, 600 g en el régimen pobre en grasas y 400 g talla (1,2 cm en el régimen pobre en grasas, 0,85 cm en el grupo del aceite de oliva y 0,37 cm en el grupo de las nueces). “Nuestro ensayo muestra que un régimen rico en grasas y verduras como el régimen mediterráneo no engorda”, destacó Ramón Estruch, de la Universidad de Barcelona, principal autor del estudio publicado este martes en la revista médica británica The Lancet Diabetes and Endocrinology. En un comentario adjuntado al artículo, el profesor Dariush Mozaffarian estima que “es hora de acabar con nuestro miedo a la grasa” y no focalizarnos únicamente en la reducción total de las calorías aportadas por las grasas porque ciertos tipos de ácidos grasos tienen efectos muy positivos para la salud. Los regímenes bajos en grasas han conducido además a un aumento de los azúcares en la alimentación cuando pasan por ser tan responsables de la obesidad como las grasas. El estudio no ha convencido a ciertos expertos, que señalan la escasa pérdida de peso observada en los tres grupos estudiados. “El resultado más importante es que para perder peso de forma eficaz, es necesario limitar el consumo total de calorías”, señala Susan Jebb, de la Universidad de Oxford. Otro tanto por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que declaró a AFP que no se trata de recomendar comer grasas “a voluntad”. Pero la OMS  reconoce que podría revisar sus recomendaciones que limitan a un 30 % como máximo las calorías consumidas en forma de lípidosde aquí a fin de año. En la mayoría de los países mediterráneos, esta proporción ronda o supera el 40 %.

Junio 9/2016 (AFP) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Un estudio publicado en JAMA Pediatrics concluye que los niños nacidos en la semana 41 tienen mejores funciones cognitivas en el colegio pero peores funciones físicas que los nacidos a término, entre la semana 39 y la 40. La gestación a término tardía está asociada a un incremento en el riesgo de complicaciones de salud perinatal. Sin embargo, las evidencias sugieren que los nacidos de estos embarazos tienen mejor salud y resultados cognitivos tanto en la infancia como en la edad adulta. Aun así, se desconocen los resultados cognitivos y físicos a largo plazo. David N. Figlio y su equipo, de la Universidad Northwestern, en Chicago, analizaron los certificados de nacimiento de más de 1,4 millones de partos simples de entre 31 y 41 semanas de gestación, ligados a una escuela pública de Florida. Los investigadores compararon los nacidos a término tardío (en la semana 41) con los nacidos a término (en la semana 39 o 40), para lo que emplearon tres medidas cognitivas escolares y dos resultados físicos (condiciones anormales en recién nacidos y discapacidades físicas anotadas en el historial escolar). Los nacidos a término tardío superaron a los nacidos a término en tres dimensiones cognitivas (mejores puntuaciones de media en escuela primaria y secundaria, un 2,8 por ciento más de probabilidades de ser superdotado y un 3,1 por ciento menos de probabilidades de resultados cognitivos pobres). Sin embargo, los nacidos a término tardío tenían también un 2,1 por ciento más posibilidades de desarrollar discapacidades físicas en la edad escolar y porcentajes más altos de condiciones anormales al nacer. El estudio concluye que puede haber una compensación entre resultados físicos y cognitivos asociados a una gestación a término tardía […]. Si bien este artículo no constituye una línea general de actuación para clínicos, sí proporciona una información útil a largo plazo para los futuros padres y los médicos a la hora de considerar si inducir un parto a término o esperar una semana más.

Junio 7/2016 (Diario Médico)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Cambiar el turno de trabajo del día a la noche está asociado con un pequeño aumento del riesgo para la enfermedad cardiaca coronaria (ECC) entre las mujeres, de acuerdo con un estudio nuevo.
Investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres, Boston, Estados Unidos Escuela Médica Harvard, Boston, Estados Unidos, y otras instituciones realizaron un estudio de cohorte prospectivo de 189 158 mujeres inicialmente sanas que fueron seguidas durante 24 años en los Estudios de Salud de Enfermeras (NHS) para determinar la asociación del cambio de turno de trabajo nocturno con el riesgo de ECC. Los investigadores examinaron la historia de vida de las mujeres de trabajo nocturno rotativo, definido como tres turnos nocturnos al mes, además de turnos en el día y en la tarde.
Los resultados mostraron que las mujeres que rutinariamente cambiaban del día o de la tarde a turnos nocturnos durante una década o más, tenían un riesgo aumentado en 1518 % para la ECC, en comparación con las mujeres que no trabajan en turnos nocturnos rotativos. El riesgo, sin embargo, disminuyó en el tiempo tras del cese del trabajo en turnos nocturnos rotativos, de manera que el riesgo de ECC asociado con 10 años o más no estuvo significativamente elevado. El estudio fue publicado el 26 de Abril de 2016 en la revista Journal of the American Medical Association.
“Entre las mujeres que trabajaron como enfermeras, la duración más larga del turno rotativo nocturno, estuvo asociada con un aumento absoluto, pequeño pero significativo estadísticamente, en el riesgo de ECC”, concluyó la autora principal Celine Vetter, PhD. Los resultados fueron similares en general cuando se restringió el estudio a mujeres sin hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia, sugiriendo que esas condiciones pueden no ser mediadores principales de la asociación observada entre el trabajo por turnos y la ECC”. El ritmo circadiano es un proceso biológico manejado por un reloj interno, y los ritmos han sido observados ampliamente en plantas, animales, hongos y cianobacterias. Los problemas de salud pueden resultar de una alteración del ritmo
circadiano, incluyendo la enfermedad afectiva estacional (EAE), síndrome de fase de sueño retrasado (SDSR) y otras alteraciones del ritmo circadiano. Los turnos o el “jetlag” crónico tienen consecuencias profundas en el ritmo circadiano y los eventos metabólicos en el cuerpo favoreciendo los tiempos irregulares de
alimentación, sensibilidad alterada a la insulina e índice de masa corporal más alto. El trabajo por turnos también lleva a riesgos metabólicos aumentados para síndrome cardiometabólico, hipertensión, e inflamación.

Junio 10 / 2016 (HospiMedica) Fuente: Noticias de Salud Al Día

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Las mujeres tienen casi dos veces más posibilidades que los hombres de presentar ansiedad, se indicó en un estudio internacional dado a conocer por la Universidad de Cambridge. Además de las mujeres, los jóvenes de menos de 35 años se ven afectados de manera desproporcionada por estos problemas de salud mental, indicó el estudio. Los desórdenes de ansiedad, que con frecuencia se manifiestan como una preocupación excesiva, temor y una tendencia a evitar situaciones potencialmente estresantes, incluyendo las reuniones sociales, son algunos de los problemas de salud mental más comunes del mundo occidental. Se han realizado muchos estudios que analizan el número de personas afectadas por desórdenes de ansiedad. En un intento por sintetizar diversos estudios, el equipo encabezado por investigadores de la Universidad de Cambridge realizaron una revisión global de revisiones sistemáticas. De entre más de 1200 revisiones, los investigadores identificaron 48 que concordaban con sus criterios de inclusión. El equipo encontró que la proporción general de personas afectadas se mantuvo en gran medida sin cambio. Cerca de cuatro de cada 100 presentaron ansiedad. La mayor proporción de personas con ansiedad se encuentra en América del Norte en donde cerca de ocho de cada 100 personas son afectadas. La proporción más baja se encontró en el este de Asia, en donde menos de tres de cada 100 personas tienen este problema de salud mental. Las personas con otras afecciones de salud también tienen muchas más probabilidades de experimentar estos síntomas, señaló el estudio. Por ejemplo, cerca de uno de cada 10 adultos con enfermedad cardiovascular en países occidentales se ven afectados por un desorden de ansiedad generalizado. Las mujeres muestran niveles de ansiedad más altos que los de los hombres. Los desórdenes de ansiedad pueden hacer que la vida de algunas personas se vuelva extremadamente difícil y es importante para nuestros servicios de salud comprender cuán comunes son y cuáles son los grupos de personas con más riesgo”, dijo Olivia Remes de la Universidad de Cambridge, una de las autoras del estudio. Pero el análisis también mostró que los datos sobre algunas poblaciones están incompletos o son de mala calidad. Aunque muchos grupos han examinado este importante tema aún existen vacíos significativos en la investigación, dijo Louise Lafortune, investigadora asociada del Instituto de Salud Pública de Cambridge.

Junio 9/2016 (Xinhua)  Fuente: Noticias de Salud Al Día

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La investigación de terapias que modulan la flora intestinal se adentra en las patologías del envejecimiento.

Diversas investigaciones han comprobado que las dietas con cantidades apropiadas de compuestos antioxidantes mejoran los sistemas reguladores -inmunológico, nervioso y endocrino- y, por tanto, podrían incidir en la longevidad y, sobre todo, en la salud. ¿Los probióticos, que son alimentos funcionales, podrían hacer lo mismo? Mónica de la Fuente del Rey, catedrática de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, ha respondido a esta cuestión durante una mesa redonda sobre microbiota y envejecimiento celebrada durante el 58 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, que ha reunido a cerca de 1.100 especialistas en Sevilla, bajo el lema El futuro es hoy.

Los efectos de los probióticos son específicos de una cepa bacteriana concreta; en consecuencia, no se pueden extrapolar ni siquiera a cepas de la misma especie, y además dependen de la dosis y de la posología, según ha relatado la experta.

Hay que tener en cuenta que hay pocos estudios científicos que aborden el efecto de los probióticos en el envejecimiento. “Lo poco que sabemos se desprende de una revisión de 2015 que habla del efecto beneficioso de los probióticos en la composición de la microbiota, de que también puede controlar los síntomas de enfermedades típicas de la vejez -disminuye la duración de infecciones, previene la diarrea asociada a antibióticos y mejora el estreñimiento-, y puede mejorar de una manera preventiva la salud porque incide sobre el sistema nervioso e inmunitario y, por lo tanto, puede aumentar la longevidad, al menos es lo que se ha visto en gusanos y ratones”, afirma De la Fuente.

Propiedad ansiolítica
Asimismo, se ha visto en adultos que tienen capacidad ansiolítica para disminuir la percepción del dolor y capacidad antidepresiva controlando el estrés psicológico. En personas mayores sólo hay dos trabajos en los que se observa el potencial para mejorar tanto la memoria como las conexiones sinápticas.

En opinión de Juan Miguel Rodríguez Gómez, también de la Universidad Complutense de Madrid, “en los últimos quince años ha habido una proliferación de productos probióticos que ha generado confusión y escepticismo. Mucha cantidad en poco tiempo y sin ensayos clínicos”. Por ello, reclama la elaboración de guías que establezcan el nivel de evidencia en ensayos clínicos que estén bien diseñados y cuál es la posología correcta. “Posiblemente haya una implicación de la Agencia de Medicamentos en el futuro”, augura.

También ha abordado otras alternativas para modificar la microbiota, aparte de la dieta, los antimicrobianos y los probióticos, prebióticos y simbióticos. Se trata del trasplante fecal y de la microbiota sintética, que plantean problemas de seguridad, normativos y de estandarización, entre otros.

Junio 15/2016 (Diario Médico) Fuente: Noticias de Salud Al Día