La máxima de Hipócrates «primum non nocere», primero no dañar, permanece como un principio fundamental en los cuidados del paciente. El liderazgo de los anestesiólogos en muchas partes del mundo ha resultado en la implementación, en países de altos ingresos, de estándares de monitorización y otros estándares de cuidados desde la década de 1980. Los Institutos de Medicina (actualmente Academias Nacionales de Ciencias) describieron en su publicación de
1999, Errar es humano (To Err is Human), que la mortalidad relacionada con la anestesia se había reducido en pacientes sanos desde dos por 10.000 a una cada 200.000 (1). Este no es, desafortunadamente, el caso en países de bajos y medianos ingresos en los que la mortalidad relacionada con la anestesia puede alcanzar ¡una de cada 300!
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