sueño

La falta de sueño se relaciona desde hace tiempo con la enfermedad de Alzheimer, pero aún no se comprende del todo cómo las interrupciones del sueño impulsan esta dolencia. Un nuevo trabajo, que ha estudiado a modelos experimentales murinos y a personas, apunta que la falta de sueño aumenta los niveles de la proteína tau, clave de la enfermedad de Alzheimer. Ampliar…

Hace tiempo se sabe que el número de horas de sueño de que disfrutan las personas declina con la edad.

Esto sucede por varias razones, entre ellas que vivimos en una cultura que propicia la creencia de que dormir es un lujo, algo que fácilmente puede recortarse si hace falta. Después de todo, para eso es la cafeína: para despertarte de un sacudón. Pero mientras el promedio de sueño que obtenemos ha caído, las tasas de obesidad y diabetes se han disparado. ¿Es posible que haya una conexión entre estos hechos?

Queríamos averiguar qué efecto tendría incrementar solo 60 minutos el promedio de horas de sueño. Así que le pedimos a siete voluntarios, quienes normalmente duermen entre 6 y 9 horas, que se prestaran para un estudio en el Centro de Investigación de Sueño de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido.

Los voluntarios fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos. A uno se le pidió dormir seis horas y media; al otro, siete horas y media. Una semana después, los investigadores tomaron muestras de sangre e intercambiaron los grupos: se le otorgó una hora más de sueño a los que durmieron menos y viceversa.

Mientras esperábamos ver qué efecto tendría esto, fui al hospital John Radcliffe de la ciudad de Oxford para aprender qué pasa realmente cuando dormimos.

En el Centro de Sueño me conectaron a un electroencefalograma portátil, un aparato que mide la actividad cerebral. Entonces, sintiéndome ligeramente ridículo, fui a casa y dormí mis siete horas y media.

Trabajo de archivo

La doctora Katharina Wulff notó que había caído rápidamente en un estado de sueño profundo. Puede parecer que descansé mucho, pero durante el sueño profundo nuestros cerebros en realidad trabajan muy duro.

Una de las principales cosas que hace el cerebro es pasar recuerdos del archivo temporal al archivo de largo plazo, de manera que tengamos más espacio para recuerdos de corto plazo al día siguiente. Si no duermes en forma adecuada, estos recuerdos se pierden.

Usted podría pensar: «Voy a dormir menos entre semana y recupero el sueño el fin de semana». Desafortunadamente, no funciona así, porque los recuerdos deben ser consolidados en un plazo de 24 horas.
¿Podemos entrenarnos para dormir menos?

En virtud de esto, es importante que si usted está estudiando o va a rendir un examen, se asegure de que duerma en forma razonable. En un estudio, quienes no lo hicieron tuvieron resultados inferiores al de sus contemporáneos en un 40 %.

El sueño profundo solo dura unas horas. Los resultados de mi electrodo mostraron que durante la noche mi cerebro pasó por múltiples fases de otro tipo de actividad, llamada sueño MOR, o de Movimientos Oculares Rápidos (REM).

«Esta es la fase en que generalmente estás paralizado, no te puedes mover», me explicó Wulff. Pero los músculos de los ojos no están paralizados; de ahí que se le llame sueño MOR.

Durante el sueño MOR suceden cosas extraordinarias. Uno de los químicos relacionados con el estrés, la noradrenalida, se apaga. Es el único momento, en el día o en la noche, en que esto pasa. Nos permite permanecer calmados mientras el cerebro reprocesa las experiencias del día y nos ayuda a manejar eventos emocionales particularmente difíciles.

Obtenemos más sueño MOR en la última mitad de la noche. Lo que significa que si a uno lo despiertan de manera inesperada, puede que el cerebro no haya manejado todas las emociones, lo cual puede dejar una estela de estrés y ansiedad. Tomar alcohol tarde en la noche no es una buena idea porque reduce el sueño MOR mientras el cuerpo lo procesa.
Cientos de genes afectados

De regreso en la Universidad de Surrey, nuestros voluntarios habían completado la segunda semana del experimento. Queríamos conocer el efecto de cambiar de un patrón de seis horas y media de sueño a uno de siete horas y media, y al revés.

Las pruebas de computadora revelaron que la mayoría encontraron difíciles las tareas que requerían agilidad mental si habían dormido menos, pero los resultados más destacados salieron de los exámenes de sangre.

El doctor Simon Archer y su equipo en la Universidad de Surrey estaban particularmente interesados en identificar qué genes se «apagaban» o «prendían» en nuestros voluntarios como resultado de cambios en su patrón de sueño.

«Encontramos que unos 500 genes estaban afectados», explica Archer. «Algunos iban hacia arriba y otros hacia abajo».

Lo que descubrieron fue que cuando los voluntarios dormían una hora menos, los genes asociados con procesos como inflamación, respuesta inmune y respuesta al estrés se volvían menos activos. El equipo también notó un incremento en la actividad de los genes asociados con la diabetes y el riesgo de cáncer. Lo contrario ocurría cuando se añadía una hora de sueño.

Así que el mensaje claro de este experimento es que si usted está durmiendo menos de siete horas cada noche y puede alterar sus hábitos de sueño, así sea solo un poco, esto podría repercutir positivamente en su salud. «Duerma hasta tarde, le hará bien», es la clase de mensaje en materia de salud que no se producen muy frecuentemente.
octubre 24/2013 (DiarioSalud.net)

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Durante el sueño el cerebro elimina más residuos como la proteína beta-amiloide responsable de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos neurológicos, publicó la revista especializada Science ( doi: 10.1126/science.1241224.).

Según los expertos, el denominado sistema glinfático, descubierto el año pasado, se encarga de esta actividad.

El mecanismo suple al sistema linfático, responsable de la eliminación de residuos celulares en el resto del cuerpo, pero cuya función no se extiende al órgano de la cabeza.

Los investigadores observaron en ratones una especie de mecanismo de tuberías en los vasos sanguíneos del cerebro que permite al líquido cefalorraquídeo quitar los residuos e incorporarlos al sistema circulatorio que los lleva hasta el hígado, el cual elimina de la sangre las sustancias nocivas.

Asimismo, mediante nuevas tecnologías de imagen los científicos comprobaron que el sistema glinfático era casi diez veces más activo durante el sueño y que, al dormir, el cerebro elimina de forma significativa más beta-amiloide.

Además, durante este momento del día las células del cerebro se reducen un 60 %, lo que permite que los residuos se eliminen con mayor eficacia, señala el artículo.

En la actualidad, se planifican futuros experimentos para evaluar este proceso de limpieza del cerebro en humanos.

Estudios previos plantean que el sistema glinfático está gestionado por las células de ese órgano conocidas como células gliales, de ahí su nombre.

Asimismo, abarca todos los rincones del cerebro de manera eficiente a través de lo que los científicos llaman el flujo global.
octubre 18/2013  (PL)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Xie L, Kang H, Xu Q, Chen MJ, Liao Y, Thiyagarajan M.Sleep drives metabolite clearance from the adult brain.Science. 2013 Oct 18;342(6156):373-7.

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Escuchar música al dormir puede ser una vía sencilla y nada invasiva de influir sobre la memoria, y quizás para otras aplicaciones médicas, afirma un estudio publicado por la revista Neuron (doi.org/10.1016/j.neuron.2013.03.006).

Los autores de la investigación consideran que dormir escuchando música mejora la memoria y ameniza el ritmo de los sueños.

«Esta estimulación auditiva a bajas intensidades propone un enfoque a la vez práctico y ético, comparado por ejemplo con la estimulación eléctrica», afirmó Jan Born, experto de la Universidad de Tubingen, Alemania.

Además, es posible que represente una herramienta sencilla para mejorar los ritmos del sueño, agregó el líder del equipo, tras realizar pruebas con 11 individuos en distintas noches.

Durante este periodo, los voluntarios fueron expuestos a estímulos sonoros o simulados, partiendo del hecho de que al dormir se producen oscilaciones cerebrales que son esenciales para mantener los recuerdos.

Cuando los voluntarios eran expuestos a sonidos estimulantes sincronizados con las oscilaciones lentas del cerebro, eran ámás capaces de recordar asociaciones de palabras aprendidas la noche anterior.

Los investigadores sospechan que este enfoque también podría ser utilizado para ámejorar el sueño y otros ritmos cerebrales involucrados, como los procesos de la atención.
abril 12/2013 (PL)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Hong-Viet V. Ngo, Thomas Martinetz, Jan Born, Matthias Mölle.Auditory Closed-Loop Stimulation of the Sleep Slow Oscillation Enhances Memory Original Research Article.Neuron, 11 Abril 2013.

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Investigadores estadounidenses estiman que la pérdida del sueño o las dificultades para conciliarlo podrían ser un marcador precoz de la enfermedad de Alzhéimer.

Los trastornos del sueño pueden constituir un paso previo a la aparición de los primeros síntomas de esa enfermedad degenerativa, caracterizada por la pérdida de memoria o problemas cognitivos, sugiere la revista JAMA Neurology
( doi:10.1001/jamaneurol.2013.2334).

Los científicos analizaron fluidos cerebrales de 145 voluntarios de entre 45 y 75 años de edad que tenían un estado cognitivo normal, y detectaron en el cerebro de 32 de ellos, placas llamadas amiloides, características del alzhéimer.

Según el artículo, durante dos semanas los expertos controlaron mediante sensores los movimientos nocturnos de brazos y piernas de los participantes en el experimento, quienes llevaron además un diario sobre sus sueños.

El estudio demostró que las personas con los síntomas preclínicos de la enfermedad dormían peor y permanecían despiertos más tiempo.

Ahora los expertos trabajan en determinar si la pérdida del sueño contribuye a la aparición de la enfermedad o si es la segunda la que provoca dificultades para dormir.

Dilucidar esta cuestión indicará qué podrían hacer los científicos para cambiar el curso de la enfermedad mediante nuevas aproximaciones terapéuticas, refiere la publicación.

Estudios previos realizados en ratas relacionaron los trastornos del sueño con la formación en el cerebro de las placas amiloides, pero la actual investigación es la primera que establece esa conexión en humanos.
marzo 12/2013 (PL)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Yo-El S. Ju, Jennifer S. McLeland, Cristina D. Toedebusch, Chengjie Xiong,  Anne M. Fagan, Stephen P. Duntley, John C. Morris.Sleep Quality and Preclinical Alzheimer Disease.JAMA Neurol. 2013;():1-7.

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Los insomnes en busca de un sueño reparador podrían querer abandonar la rutina, dar un paseo o jugar un partido de golf o tenis, ya que un nuevo informe demuestra que el ejercicio promueve el buen dormir y que cuanto más intensa sea la actividad, mejor.

Tan sólo 10 minutos de ejercicio al día podrían marcar la diferencia en cuanto a la duración y calidad del sueño, según la encuesta realizada por la organización sin fines de lucro National Sleep Foundation.

«Descubrimos que el ejercicio y dormir bien van unidos, de la mano», dijo Max Hirshkowitz, investigador sobre el sueño y presidente del grupo de trabajo de la encuesta.

«También encontramos un aumento gradual en la calidad (del sueño), en función de cuánto ejercicio se haga. De manera que si se hace mucho ejercicio, descubrimos una mejor calidad del sueño. Para las personas que no hacen ejercicio, encontramos que se producen más problemas para dormir», agregó.

Investigaciones previas han demostrado el impacto del ejercicio en el sueño, pero Hirshkowitz, profesor del Baylor College of Medicine en Houston, dijo que ésta es la primera encuesta que detalla los beneficios del ejercicio en una muestra representativa de Estados Unidos.

Las personas que se describieron a sí mismas como practicantes de deporte declararon dormir mejor que sus homólogos más sedentarios, aunque la cantidad de sueño, un promedio de poco menos de siete horas, fue la misma.

Más del 75 % de las 1000 personas entrevistadas en la encuesta realizada por internet y por teléfono que se describieron a sí mismas como practicantes de deporte dijeron que dormían bien, comparado con casi la mitad de los que no realizan deporte.

Estar sentado más de ocho horas diarias también tuvo un impacto negativo en el sueño, según la encuesta.

Luchar por mantenerse despierto
Casi la mitad de los estadounidenses declararon padecer insomnio de forma ocasional, y el 22 %  sufre este trastorno que puede estar causado por estrés, ansiedad, dolores y medicación, todas o casi todas las noches, según la fundación.

Además de un sueño más deficiente, aquellos que no practican deporte también tienen menos probabilidades de tener una salud buena o excelente comparado con los más activos y tuvieron más problemas para permanecer despiertos mientras conducían y comían.

Las personas sedentarias dijeron tener casi tres veces más dificultades para mantenerse despiertos durante el día que los más activos. También se echaban más siestas y tenían más síntomas de apnea del sueño, un trastorno que causa una respiración superficial o pausas en la respiración durante el sueño, que los deportistas.

Más del 44 %  de los no practicantes tenían un riesgo moderado de padecer apnea del sueño, un porcentaje más alto que el de las personas activas entrevistadas.

La encuesta también pareció desacreditar la idea de que hacer ejercicio a primera o última hora del día podría tener un impacto adverso en el sueño demostrando que estar activo a cualquier hora del día era mejor que ser sedentario.

«El ejercicio es beneficioso para dormir», dijo Barbara Phillips, miembro del grupo de trabajo de la encuesta, en un comunicado.
marzo 4/2013 (Reuters) –

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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La estimulación externa durante el sueño puede ayudar a fortalecer la memoria, lo que a su vez puede ayudar a aprender, informa un estudio reciente.
Investigadores de la Universidad de Northwestern anotaron que esa estimulación podría reforzar lo que las personas ya han aprendido, pero no les ayuda a adquirir nuevas habilidades.
«La diferencia crítica es que nuestra investigación muestra que la memoria se fortalece respecto a algo que ya se ha aprendido», aseguró en un comunicado de prensa de la Northwestern el coautor del estudio Paul Reber, profesor asociado de psicología de la universidad. «En lugar de aprender algo nuevo durante el sueño, nos referimos a reforzar una memoria existente al reactivar la información recién adquirida».
Al llevar a cabo el estudio, los investigadores enseñaron a los participantes a tocar dos piezas de música al presionar ciertas teclas en ciertos momentos. Tras aprender a tocar las piezas artificialmente generadas, los participantes tomaron una siesta de 90 minutos. Mientras dormían, se reprodujo solo una de las canciones. Las suaves pistas musicales, anotaron los investigadores, se reprodujeron durante el sueño de ondas lentas, una etapa del sueño relacionada con el almacenamiento de las memorias.
Mientras los participantes dormían, los investigadores registraron su actividad eléctrica cerebral mediante electroencefalografía. Tras despertarse, los participantes cometieron menos errores al tocar la pieza que se reprodujo mientras dormían, en comparación con la que no se reprodujo.
«Nuestros resultados amplían investigaciones anteriores al mostrar que la estimulación externa durante el sueño puede influir sobre una habilidad compleja», apuntó en el comunicado de prensa el autor principal del estudio Ken Paller, profesor de psicología del Colegio de Artes y Ciencias Weinberg de la Northwestern.
«También hallamos que las señales electrofisiológicas durante el sueño se correlacionaban con el grado en que mejoró la memoria», añadió el autor líder James Antony, del Programa Interdepartamental de Neurociencias de la Northwestern. «Entonces, estas señales podrían estar midiendo los eventos cerebrales que producen la mejora de la memoria durante el sueño».
Los investigadores señalaron que investigan cómo sus hallazgos podrían posiblemente aplicarse a otros tipos de aprendizaje, por ejemplo al estudio de un idioma extranjero. Anotaron que su investigación podría también llevar a más estudios sobre el procesamiento de la memoria basado en el sueño con otros tipos de habilidades, hábitos y conductas.
El estudio aparece en la revista Nature Neuroscience.
junio 25/2012 (Medlineplus)

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