septicemia

Yang Liu, PhD, Director y Presidente Bosworth del Centro de Biología de Cáncer para Investigación de Cáncer e Inmunología en el Sistema Nacional de Salud de Niños, y sus colaboradores, el Dr. Pan Zheng, Profesor McKnew de Biología de Cáncer, y Guo-Yun Chen, PhD, Profesor Asistente de Inmunología han descubierto una «nueva diana terapéutica promisoria» en un modelo experimental de septicemia en ratones que podría abrir las puertas para mejorar el tratamiento de la inflamación vinculada a la septicemia.

La septicemia es una complicación de una infección y puede lesionar a múltiples órganos y sistemas y potencialmente ocasionar la muerte del paciente. El tratamiento temprano de la septicemia por lo general con antibióticos, mejora las posibilidades de sobrevida.

El Dr. Liu y su equipo informaron en la revista eLife sobre una determinada enzima que se desplaza en las células y altera las interacciones que normalmente sirven para amortiguar la inflamación relacionada con la septicemia.

Los receptores y los receptores de proteína que normalmente se contraponen, interaccionan y «actúan de una manera un poco parecida a un freno» para ralentizar a los receptores. Un regulador clave es una enzima llamada Neu1, que se desplaza dentro de las células y que puede alterar las interacciones que dependen del ácido siálico en las proteínas, y desencadena la respuesta inmunitaria contra los microorganismos patógenos.

«La inflamación en las lesiones de tejidos normalmente se restringe cuando Neu1 permanece en el interior de las células y se exacerba cuando se desplaza hacia la superficie celular», dice el Dr. Liu. «Sin embargo, cuando se desplaza a la superficie de la célula se vuelve vulnerable a los inhibidores. La enzima Neu1 puede ser una nueva diana promisoria para tratar la septicemia».

Muchos seres vivientes tienen proteínas llamadas receptores de tipo Toll (TLR) que detectan bacterias, virus y otros microorganismos patógenos invasores. Otra familia de proteínas, Siglecs, se adhieren a otras proteínas e inhiben la respuesta inmunitaria. El equipo del Dr. Liu descubrió que Siglecs interactúa con TLR y lentifica la inflamación.

La diana promisoria, la enzima conocida como Neu1, se desplaza a la superficie celular «altera la interacción entre las TLR y las Siglecs y desencadena una inflamación exacerbada en los casos de septicemia. Al inhibir Neu1, el equipo del Dr. Liu logró proteger a los ratones contra la septicemia.
octubre 6/2014 (Medcenter.com)

Chen GY, Brown NK, Wu W, Khedri Z, Yu H, Chen X, van de Vlekkert D, D’Azzo A, Zheng P, Liu Y.Broad and direct interaction between TLR and Siglec families of pattern recognition receptors and its regulation by Neu1.Elife. 2014 Sep 3;3. doi: 10.7554/eLife.04066

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Una de las enfermedades más mortíferas: la septicemia, una reacción descontrolada a la infección que puede empezar a paralizar los órganos en cuestión de horas.
En los hospitales se está tratando de reaccionar con mayor premura ante la primera señal de alarma, mientras los científicos parecen haber descubierto una pista sobre lo que podría desencadenar la mortífera reacción en cadena que causa la muerte a millones de pacientes por año en el mundo.
No hay un simple diagnóstico para la septicemia, o sepsis, pero presenta signos de advertencia si los profesionales de la salud le prestan particular atención, dijo el doctor James O’Brien, especialista en atención de pacientes críticos en el Centro Médico de la Universidad Estatal de Ohio.
Considerada alguna vez como un envenenamiento de la sangre, la septicemia es realmente la reacción excesiva del organismo para combatir una infección que a su vez produce lesiones en los tejidos, lo que conduce a la conmoción y paralización de órganos.
Eso no significa que la infección se haya extendido a todo el organismo. No siempre lo hace, aclaró el doctor Kevin Tracey, del Instituto Feinstein de Investigación Médica en Nueva York. En cambio, las interacciones complejas entre el microbio y el sistema inmunológico desbaratan este último.
A esa altura, aunque uno erradique la bacteria -podemos hacer eso la mayor parte del tiempo-, el daño sigue propagándose debido a la reacción tóxica desencadenada, dice Tracey, quien ayudó a dirigir una reunión de expertos en septicemia la semana pasada que formó una Alianza Global de Sepsis, para reclamar una atención más enérgica.
Aun algunos pacientes que sobrevivieron a la sepsis pueden no haber oído el término porque es un concepto tan complicado de explicar que muchos médicos se limitan a decir que se trataba de una infección resistente, dijo Tracey.
Y los primeros síntomas de la septicemia son imprecisos: confusión, aliento entrecortado, aumento del pulso cardíaco, caída de la presión sanguínea, debilidad.
La Alianza propone empezar con antibióticos y fluidos intravenosos, contrarrestar la conmoción o baja de presión sanguínea dentro de una hora de sospechas de que sea septicemia. Cada hora de demora disminuye la supervivencia en casi un 8%, aunque muchos hospitales no empiezan a proporcionar cuidado hasta las cuatro o seis horas, dijo O’Brien a la reunión.
De todos modos, con millones de muertes en el mundo y una altísima tasa de mortalidad, se requieren nuevos tratamientos. Ahora científicos en Portugal han descubierto un nuevo culpable que podría ayudar a determinar qué pacientes corren mayor riesgo mortal, y apunta a un posible nuevo tratamiento.
Durante la septicemia, los glóbulos rojos se lesionan y despiden una sustancia ferrosa llamada heme, que normalmente forma parte de la hemoglobina que transporta oxígeno. Pero cuando se filtra en el flujo sanguíneo mientras el organismo experimenta mucha inflamación -como en la septicemia-, el heme se torna tóxico para los órganos, explica el investigador Miguel Soares en al Instituto Gulbenkian de Ciencia en Portugal.
En una serie de experimentos con ratones infectados, el equipo de Soares descubrió que el heme extra conducía a más muertes.
El organismo produce en reacción una molécula para limpiar el heme, aunque en los ratones, a medida que aumentaba el nivel de heme, bajaban los niveles de dicha molécula, conocida como hemopexina.
Por eso inyectaron a los ratones enfermos hemopexina extra y más de ellos sobrevivieron, reportaron investigadores en artículo publicado por la revista Science Translational Medicine.
Finalmente, Soares estudió muestras de sangre de 56 pacientes con septicemia en un hospital brasileño y halló que quienes habían sobrevivido tenían significativamente mayores niveles de hemopexina natural que quienes murieron.
El hallazgo plantea la posibilidad de que se elabore un medio de vigilar el riesgo de septicemia en los pacientes hospitalizados y posiblemente desarrollar una terapia en el futuro.
Washington, octubre 6/2010 (AP)

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