mamografía

El cambio hacia la mamografía digital, en la que la película de rayos X es reemplazada por sistemas electrónicos más precisos, ha mejorado los índices de detección del cáncer de mama, pero también ha aumentado la tasa de sobrediagnóstico. Según indica un estudio llevado cabo en Estados Unidos, esto puede conducir a que más mujeres sean sometidas a biopsias innecesarias para dolencias benignas.

Un estudio, publicado en el último número de la revista Radiology, indica que el uso de la tecnología digital en las mamografías ha mejorado el índice de detección de cáncer de mama. Sin embargo, también subraya que el detalle que da la técnica ha supuesto el incremento de interpretaciones erróneas, lo que lleva a la realización de más biopsias en casos que al final resultan ser benignos. Ampliar…

La Sociedad del Cáncer de Estados Unidos, una de las organizaciones más respetadas en la lucha contra el cáncer de mama, recomendó recientemente a las mujeres comenzar a hacerse mamografías más tarde, a los 45 en vez de a los 40 años, y con menos frecuencia de la que había recomendado anteriormente.

Estas nuevas pautas fueron publicadas en la «Journal of American Medical Association» (JAMA) con el objetivo de actualizar la guía divulgada en 2003 por la Sociedad Americana del Cáncer, que recomendaba a las mujeres comenzar con las mamografías a los 20 y 30 años y continuar anualmente a partir de los 40 años.

Ahora, la Sociedad dice a las mujeres que pueden esperarse a los 45 años para realizarse su primera mamografía y recomienda que, a partir de entonces, estas radiografías de mama se efectúen anualmente hasta cumplir los 54 años.

Además, la organización recomienda mamografías cada dos años para las mujeres de 55 años o mayores, siempre que estén sanas y tengan una espectativa de vida de más de 10 años.

En una columna de opinión en el «Journal of American Medical Association», las doctoras Nancy L. Keating y Lydia E. Pace, ambas del hospital de Brigham and Women’s de Boston (Massachusetts), destacan que algunas de las nuevas recomendaciones pueden ser «sorprendentes» para pacientes que han superado el cáncer de mama, así como para el personal médico encargado de este tipo de cuidados.

La nueva edad para las mamografías anuales, 45 en vez de 40 años, se acerca a las recomendaciones de otros actores en la lucha contra el cáncer, como el grupo de expertos independiente de la Fuerza de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF), que recomienda mamografías bianuales para mujeres entre 50 y 74 años.

En su nueva guía, la Sociedad Americana del Cáncer desaconseja a mujeres que no han experimentado ningún símbolo de anormalidad en sus mamas realizarse exámenes clínicos, en el que los médicos o enfermeros tratan de sentir bultos en las mamas.

A pesar de sus recomendaciones, la Sociedad defiende que las mujeres entre 40 y 44 años deberían «tener la oportunidad» de hacerse una mamografía si lo consideran necesario, del mismo modo que las mujeres de 55 años o mayores deben de seguir con sus mamografías anuales si así lo desean.

No obstante, el cambio de perspectiva obedece a nuevos descubrimientos sobre los beneficios de las mamografías y sus perjuicios, entre los que destaca el peligro de falsos positivos para las mujeres que se someten a estas pruebas demasiado pronto.

El cáncer de mama es la causa de muerte más común entre mujeres de todo el mundo, destaca la publicación.

A pesar de que la mortalidad por cáncer de mama ha disminuido de manera constante desde 1990, en gran parte debido a las mejoras en la detección temprana y tratamiento, se estima que solo en Estados Unidos 40 290 mujeres morirán por esta enfermedad en 2015.
octubre 28/2015 (ansa)

Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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Muchas mujeres que han sobrevivido a un cáncer suelen decir que fue una mamografía la que «salvó su vida», un testimonio poderoso que puede alentar a otras a realizarse los controles regulares para detectar a tiempo los tumores mamarios.
Pero, ¿cuáles son las posibilidades de que la prueba realmente salve la vida de una mujer? No tantas, según un nuevo análisis publicado en Archives of Internal Medicine.
«Las cifras sugieren que, como mucho, un 13 % de las personas diagnosticadas con cáncer de pecho han sido ayudadas. Eso significa que el otro 87 % no ha sido ayudado», dijo el doctor Gilbert Welch, del Dartmouth College, quien dirigió el estudio.
Welch señaló que las mujeres que cuentan sus historias de supervivencia al cáncer de mama pueden inducir con fuerza a que otras se controlen y, dado que la tecnología mamográfica ha mejorado, las posibilidades de que los médicos encuentren algo sospechoso son mayores.
Pero la detección temprana para algunas mujeres no será un gran beneficio, especialmente si el cáncer es de crecimiento lento, dijeron Welch y colegas. Y muchas serían diagnosticadas y tratadas por un cáncer de crecimiento tan lento que nunca les hubiera generado ningún síntoma ni amenazado sus vidas.
Los resultados de este análisis suman una nueva arista al gran debate sobre los beneficios de las pesquisas de control del cáncer en las personas saludables.
Este mes, el grupo estadounidense con apoyo del Gobierno denominado U.S. Preventive Services Task Force recomendó que los hombres saludables no se efectúen un test sanguíneo de control del cáncer de próstata, lo que generó alborto entre los especialistas oncológicos, que temen que eso lleve a que más hombres mueran por la enfermedad.
Y en el 2009, el mismo grupo aconsejó que las mujeres menores de 40 años no se realicen una mamografía y que las mayores de 50 lo hagan cada dos años, en lugar de anualmente, lo que disparó la protesta de las entidades de lucha contra el cáncer de pecho.
No obstante, las pruebas tienen beneficios y riesgos, señala Welch, que considera que el debate actual es positivo para los pacientes, quienes están comenzando a pensar más sobre los riesgos de las pesquisas.
Un estudio previo realizado por Welch reveló que los controles de rutina para el cáncer prostático generaban que 1 millón de hombres estadounidenses sean diagnosticados con tumores que de otra forma no hubiesen generado problemas de salud en ellos.
En la última investigación, el equipo se concentró en observar cuánto reducen las mamografías la muerte por cáncer de mama.
Los autores hallaron que en las mujeres de 50 años con cánceres mamarios diagnosticados por una mamografía, había un 13 % de posibilidades de que la pesquisa salvara sus vidas.
La pregunta, entonces, es cómo preservar el beneficio de la mamografía sin exponer a tantas mujeres a los daños de los diagnósticos excesivos, que incluyen ser tratadas por tumores que no hubiesen causado problemas, dijo Welch.
El experto manifestó que la tecnología de control del cáncer ha mejorado cada vez más en la detección de pequeñas formaciones con la presunción de que cuanto antes se detecta un tumor, mejores son las posibilidades de supervivencia.
Pero Welch indicó que como los tratamientos para el cáncer de mama mejoraron, la necesidad actual de un diagnóstico muy temprano es menor.
«Por años hemos estado buscando cada vez más y más duramente el cáncer. Creo que ha llegado la hora de hacer la pregunta: ‘íQué tal si buscamos con un poco menos de dureza?’», cuestionó.
El doctor Timothy Wilt, de la Administración de Veteranos de Minneapolis y que escribió un comentario sobre los resultados del estudio en la misma revista, dijo que la investigación brinda a los médicos datos de base científica para compartir con los pacientes, quienes suelen verse influenciados por anécdotas.
«Dado que las historias de sobrevivientes suelen ser tan poderosas pero imprecisas, pueden hacer que las personas tomen decisiones de atención médica que no tienen base científica y que podrían ser equivocadas», añadió Wilt.
Octubre 25/2011 Chicago, (Reuters).

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El estudio más amplio que se ha hecho sobre el impacto de las mamografías muestra que éstas logran una «reducción significativa» en el número de muertes por cáncer de mama.
El profesor Duffy y su equipo llevaron a cabo un registro de 133 065 mujeres de entre 40 y 74 años en Suecia, que fueron divididas en dos grupos.
El primer grupo recibió una invitación para someterse a mamografías y el segundo fue sometido a los chequeos normales de salud.
Entre las mujeres del primer grupo, aquellas de entre 40 y 49 años fueron sometidas a mamografías cada 24 meses y aquellas de entre 50 y 74 años cada 33 meses, durante un período de siete años en promedio.
Al final de este lapso hubo 30% menos muertes por cáncer de mama entre las mujeres del primer grupo que entre aquellas no sometidas a radiografías.
Casi tres décadas después de que se iniciara el estudio, los científicos revisaron los registros originales y los de seguimiento para calcular el efecto de largo plazo de los análisis de mamografía en la mortalidad por cáncer de mama.
Nuevamente, los resultados fueron similares a los del ensayo original, con menos muertes entre las que tuvieron mamografías.
Y además, dicen los autores, «aunque el efecto relativo de los análisis en la mortalidad por cáncer de mama continuó siendo estable durante el período de seguimiento, el beneficio absoluto en términos de vidas salvadas se incrementó proporcionalmente con el número de veces que se estudió a las mujeres».
Después de 29 años, los resultados mostraron que por cada 400 a 500 mujeres sometidas a mamografías cada dos o tres años se logró evitar una muerte por cáncer de mama.
A largo plazo, explica el profesor Duffy, «el impacto total de las mamografías regulares en términos de prevención de muertes fue más del doble de la cifra alcanzada en el estudio de siete años».
Según el científico, estos datos apoyan la evidencia sobre los beneficios a largo plazo de las mamografías regulares, y «las mujeres y sus médicos deberían discutir qué es lo que pueden esperar sobre estos análisis de detección».
«Lamentablemente, no podemos saber con certeza quién desarrollará cáncer de mama y quién no», advierte el investigador.
«Pero si usted participa en un análisis de mamografía y se le diagnóstica la enfermedad en una etapa inicial, tendrá muy buenas posibilidades de que su tratamiento sea exitoso», agrega.
Aunque el cáncer de mama sigue siendo uno de los tipos de cáncer más frecuentes y la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres en muchos países del mundo, muy pocos países ofrecen, como parte de sus programas nacionales de salud, mamografías regulares de escrutinio para las mujeres.
Y países como el Reino Unido, Suecia y Canadá sólo ofrecen mamografías de escrutinio a las mujeres mayores de 50 años.
La investigación, que siguió a más de 130 000 mujeres durante cerca de 30 años, revela que entre las participantes que fueron sometidas a mamografías regulares murieron 30% menos mujeres por causa de la enfermedad que entre aquellas que no recibieron el análisis.
Los resultados,  publicados  en la revista Radiology, demuestran que el número de fallecimientos que pueden prevenirse aumenta si las radiografías se llevan a cabo año tras año.
«Estos datos son una nueva evidencia de los beneficios de largo plazo de los análisis de escrutinio regulares de las mamas», expresan los científicos de la Universidad Queen Mary de Londres que llevaron a cabo el estudio.
«El cáncer de mama puede tardar muchos años en desarrollarse, así que para poder saber si las mamografías son efectivas necesitamos observar a las mujeres durante un largo plazo», explica el profesor Stephen Duffy, quien dirigió la investigación.
«En este estudio, continuamos monitoreando a las mujeres durante casi tres décadas y encontramos que entre más tiempo las analizamos más vidas pudieron salvarse», agrega. Junio 29/2011 (Diario Salud)

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