enfermedades autoinmunes

Científicos estadounidenses han descubierto, tras analizar los genes implicados en diez enfermedades autoinmunes que comienzan en la infancia, 22 señales genómicas compartidas por dos o más patologías. Estas localizaciones de genes compartidos pueden revelar nuevas dianas potenciales para el tratamiento de muchos de estos trastornos, en algunos casos con fármacos existentes que ya están disponibles para enfermedades no autoinmunes.

Enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, la enfermedad de Crohn y la artritis idiopática juvenil, afectan colectivamente a entre el 7 y el 10  %  de la población en el hemisferio occidental. «Hemos identificado los genes con relevancia biológica de estas enfermedades que actúan a lo largo de las redes de genes y vías que pueden ofrecer objetivos muy útiles para la terapia», afirma el líder del estudio, Hakon Hakonarson, director del Centro de Genómica Aplicada del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP)

El equipo internacional realizó un meta-análisis, incluyendo un estudio de casos y controles de 6.035 sujetos con enfermedad automimmune y 10 700 controles, todos de ascendencia europea, como se detalla en Nature Medicine.

La analista principal del estudio, Yun (Rose) Li, estudiante de posgrado en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, y el Centro de Genómica Aplicada, tutelado por Hakonarson y su equipo de investigación, aplicaron enfoques altamente innovadores y de integración para apoyar el análisis de los papeles patogénicos de los genes descubiertos a través de múltiples enfermedades.

La investigación abarcó diez enfermedades autoinmunes clínicamente distintas con inicio en la infancia: la diabetes tipo 1, la enfermedad celíaca, la artritis idiopática juvenil, la enfermedad de la inmunodeficiencia variable común, el lupus eritematoso sistémico, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la psoriasis, la tiroiditis autoinmune y la espondilitis anquilosante.

Como muchas de estas patologías se producen en las familias y porque los pacientes individuales a menudo tienen más de un trastorno autoinmune, los médicos han sospechado durante mucho tiempo que comparten predisposiciones genéticas. Los estudios de asociación del genoma previos han identificado cientos de genes de susceptibilidad entre las enfermedades autoinmunes, lo que afecta en gran medida a los adultos.

La investigación actual fue un análisis sistemático de múltiples enfermedades pediátricas de aparición simultánea. El equipo de este trabajo encontró 27 señales en todo el genoma, incluyendo cinco nuevas entre las enfermedades examinadas. De esas 27 señales, 22 fueron compartidas por al menos dos de las enfermedades autoinmunes y 19 por al menos tres de ellas.

Muchas de las señales de genes que los investigadores descubrieron estaban en las vías biológicas relacionadas funcionalmente con la activación celular, la proliferación celular y los sistemas de señalización importantes en los procesos inmunes. Una de las cinco nuevas señales, cerca del gen CD40LG, fue especialmente convincente, apunta Hakonarson, quien añade que «ese gen codifica el ligando para el receptor CD40, que se asocia con la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la enfermedad celíaca. Este ligando puede representar otro prometedor objetivo farmacológico en el tratamiento de estas enfermedades».

Muchas de las 27 señales de genes descubiertas tienen relevancia biológica para los procesos de enfermedad autoinmune, según Hakonarson. «En lugar de mirar la expresión global de genes en todas las células, nos centramos en cómo estos genes regulan mal la expresión genética en determinados tipos de células y tejidos, y encontramos patrones que estaban directamente relacionados con enfermedades específicas», afirma.

«Por ejemplo, entre varias de las patologías, vimos genes con expresión más fuerte en las células B. Estudiando trastornos como el lupus o la artritis idiopática juvenil, que cuentan con disfunciones en las células B, se puede comenzar a diseñar terapias para reducir la sobre-expresión en las célula», concluye.

octubre 17/ 2015 (JANO)

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Las dolencias autoinmunes, como por ejemplo la Enfermedad de Crohn y la esclerosis múltiple, en las que el sistema inmunitario ataca a su propio cuerpo en vez de a organismos invasores, afectan a entre el 5 y el 20 % de la comunidad global. Los resultados de un nuevo estudio indican que la obesidad es más importante de lo creído como causa potencial de la aparición y prolongación de estas enfermedades autoinmunes, y aportan nuevos y esclarecedores datos acerca del mecanismo por el que se produce el fenómeno.

Según las conclusiones a las que ha llegado el equipo de Yehuda Shoenfeld, profesor en la Universidad de Tel Aviv en Israel, la obesidad hace que deje de funcionar debidamente el sistema de autotolerancia defensiva del cuerpo, creando el ambiente propicio para las enfermedades autoinmunes, y generando un entorno proinflamatorio que probablemente empeora la progresión de la enfermedad y dificulta su tratamiento.

Se sabe de diversas causas potenciales para las dolencias autoinmunes, como infecciones, el tabaco, pesticidas, y la falta de vitaminas, entre otras. Pero en los últimos cinco años, tal como subraya Shoenfeld, ha emergido un nuevo e inesperado factor que no puede ser ignorado: La obesidad.

Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 35 % de la comunidad global tiene sobrepeso o es obesa, y más de diez enfermedades autoinmunes coinciden en los sujetos afectados con su condición de personas con kilos de más. Así que es fundamental investigar a fondo los detalles de la implicación de la obesidad en la patología de tales enfermedades.

Además de sus propias investigaciones, el equipo de Shoenfeld llevó a cabo una revisión sistemática de resultados de 329 estudios de todo el mundo sobre la relación entre obesidad, adipocitoquinas (compuestos que segrega el tejido graso y que están implicados en numerosas funciones fisiológicas, incluyendo la respuesta inmunitaria), y afecciones relacionadas con el sistema inmunitario, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la diabetes de tipo 1, la psoriasis, la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis psoriásica, y la tiroiditis de Hashimoto.

Según la nueva investigación y los datos clínicos y experimentales revisados, la implicación de las adipocitoquinas en la patogénesis de estas enfermedades autoinmunes está clara. Shoenfeld y sus colaboradores han podido detallar las actividades metabólicas e inmunitarias de las adipocitoquinas principales que aparecen con el desarrollo de varias dolencias inmunitarias

El equipo de Shoenfeld llevó a cabo un estudio sobre poblaciones de ratones con esclerosis múltiple a los que se les dio una dieta mediterránea rica en grasas insaturadas.

Se constató que la obesidad también era capaz de promover deficiencia de vitamina D, y que, una vez corregida, aliviaba la parálisis y el deterioro renal asociados con el trastorno. También mejoró la supervivencia de los ratones.
noviembre 13/2014 (NCYT)

Versini M, Jeandel PY, Rosenthal E, Shoenfeld Y.Obesity in autoimmune diseases: not a passive bystander.Autoimmun Rev. 13(9):981-1000. doi: 10.1016/j.autrev.2014.07.001. 2014 Ago 2.

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